El diestro Miguel Abellán durante su convalecencia en la Clínica de la Fraternidad, en Madrid, tras la cornada recibida en la corrida que protagonizó el pasado sábado en la Monumental de Las Ventas. | Maria Nadal

El torero Miguel Abellán, herido hace dos días en Las Ventas por un toro que le rompió desde la comisura del labio derecho hasta la barbilla, con pérdida de varias piezas dentales, explicó ayer que «éste no ha sido el percance más grave en mi carrera, pero sí el de más destrozos».

Eran las primeras palabras de Abellán con un medio informativo, ya que hasta ahora ha tenido «absolutamente prohibido hablar con nadie» para evitar que se le levanten los puntos -un total de treinta y siete, por dentro y por fuera de la boca-, además de que todavía tiene la zona anestesiada con cortisona para aliviar los dolores.

Pero el torero herido se encuentra «muy animado y agradecido a tantas personas que me están ayudando a salir para adelante, mi familia, los médicos, mi cuadrilla y muchos compañeros de profesión, muchísimos aficionados, y la prensa que sabe contar lo que ha pasado dándole la verdadera importancia que tiene».

«A todos, muchas gracias, y con la promesa de que no les voy a defraudar», precisó Abellán desde la cama, en la habitación 328 de la clínica madrileña «La Fraternidad» donde todavía convalece, pero ya con la mente puesta en el regreso a los ruedos.

«Mi idea es volver cuanto antes. No quiero adelantarme a los planes de los médicos, pero voy a buscar con ahínco la reaparición, porque estar otra vez delante del toro es lo que me va a ayudar definitivamente para la recuperación total», insistió.

Los pasos a seguir una vez que reciba el alta hospitalaria, «que podría ser mañana mismo si todo sigue como hasta ahora, tan sorprendentemente favorable», los lleva en mente desde el mismo momento en que el doctor Máximo García Padrós le informó de la gravedad de la cornada».

Abellán recuerda que al despertar de la operación «don Máximo me pidió calma, porque el percance era bastante más fuerte de lo que parecía, y él ya sabía que yo iba a forzar la vuelta. Está bien, me dije en silencio. Aquí lo importante es que ha podido ser peor por la zona tan delicada por donde entró el pitón. Pero por fortuna, lo cuento. Y ahora que puedo hablar, lo digo: quiero torear».

«Porque, gracias a Dios, y a pesar de los destrozos, ya no corro ningún peligro. El ánimo lo tengo intacto. Así que de aquí, en cuento salga, a entrenar, a recuperar las fuerzas. Tengo que estar bien del todo lo antes posible. Quiero torear», comenta Abellán, enlazando las frases, sin esperar a las preguntas, y todas sobre la misma idea, la de vestir de nuevo el traje de luces.

Preocupación

Una preocupación que no oculta, la de lo dientes que ha perdido, aunque todavía su excelente estado de ánimo le lleva a bromear: «el toro me quitó varias piezas, aunque yo sigo estando de una pieza. Ahora, que no se me olvide, en cuanto pueda ingerir alimentos sólidos, me sentiré más fuerte. Ahí será cuando reaparezca».

Abellán fue sometido a primera hora de la tarde de hoy a un escáner que reflejó «buenos resultados», según la valoración del doctor Máximo García Padrós.

«La evolución de la herida va por buen camino. No han aparecido complicaciones ni ninguna lesión más en la boca. De modo que si todo transcurre así, dentro de la normalidad y según lo previsto, mañana podría tener el alta», precisó el médico.

Otra buena noticia que le han dado hoy los médicos al torero es que la reconstrucción de la boca resultó «un éxito», motivo por el que ya no habrá más «cirugía plástica».

Miguel Abellán resultó herido en la boca al recibir un pitonazo cuando entraba a matar a su primer toro en la corrida del pasado sábado en Las Ventas.