Patricia Rato, ayer en el Paseo Mallorca, tras salir de la peluquería. | Julián Aguirre

Ayer por la tarde estuvimos con Patricia Rato, una de las mujeres más buscadas este verano por las agencias de prensa del corazón y las teles, ya que su separación con Juan Antonio Ruiz 'Espartaco' sigue trayendo cola, como también la trae que a lo mejor se pueden reconciliar, o que, según también se dice, ella tiene ya otra persona empezando a ocupar su corazón.

Lo que sí está claro, al menos por lo que vimos ayer, es que como 'Espartaco' la pierda definitivamente, va a perder a una gran mujer, además de guapa, elegante y muy atractiva.
La esperamos a la salida de la peluquería, en el Paseo Mallorca, donde permaneció dos horas largas.

Lucía un vestido, nido de abeja de torso hacia arriba, coronado con cuello palabra de honor y cubría sus ojos con gafas oscuras.

Tras saludarla y presentarnos, la acompañamos hacia ninguna parte, pues salimos de la peluquería, y, hablando y hablando, terminamos en la otra parte de sa Riera, enfrente de la peluquería.
Hay que decir que siempre adoptó una postura muy correcta hacia nosotros, «porque tenéis una profesión muy bonita, a la que respeto». No dijo cuánto tiempo llevaba de vacaciones en la isla, pero sí dijo que venía muy a menudo, cada verano, y que sus vacaciones "son muy familiares" y si puede "discretas". Tampoco dijo si vivía en la casa que vivió con 'Espartaco' y sus hijos, en Santa Ponça, ni si utilizaba la misma barca que la de entonces para navegar. No dijo nada que pudiera delatar un lugar diferente al que nos encontrábamos. Como por la noche había toros en Palma, le preguntamos si iba a ir a la corrida. «Porque suponemos que sigues siendo aficionada a los toros». De nuevo, otro largo silencio como respuesta. Evidentemente no se sentía cómoda. Pero como es educada, aguantaba. «Dime una cosa, Patricia. ¿Vais a volver Espartaco y tú? ¿Es posible la reconciliación?». Ahora baja la vista hacia el suelo y sonríe. Pero no hay respuesta. «Porque también se dice que hay otro... No sé... ¿Qué dices?».

Levanta la cabeza sin perder la sonrisa y nos agradece que la estemos acompañando, a la vez que insiste que se siente muy a gusto en Mallorca. Pero de 'Espartaco' o de si hay otro, ni una palabra.Es evidente que salvo de lo que no tenga que ver con ella, no quiere hablar.


Sin duda, Patricia demostró, además de una mujer muy elegante, tener discreción y paciencia. Presumiblemente, durante los próximos días la exmujer de Espartaco, con quien estuvo casada casi 20 años, disfrutará de la Isla y la ciudad por la que se maneja muy bien.