La actriz española durante un evento pasado. | Gustavo Cuevas - EFE - EFE

Desde que hace tres años a Carmen Sevilla le diagnosticasen  Alzheimer, su estado ha ido deteriorándose irremediablemente. La que  fue «novia de España» guarda cada vez menos recuerdos de su vida,  aunque se encuentra bien cuidada por los suyos.


Cuando la actriz y presentadora despidió sin previo aviso el que  sería su último 'Cine de Barrio' en 2010, muchos pensaron que algo no  iba bien. En efecto, poco después se supo que la artista padecía la  enfermedad de Alzheimer, una afección neurológica que acelera el  deterioro de las células del cerebro y los nervios, y que también  sufrió su madre.
Tras conocer su diagnóstico, apenas se ha visto a Carmen salir de  casa, ni siquiera para la misa diaria a la que antes jamás faltaba.  Fuentes cercanas a la enferma han asegurado a la revista 'Lecturas'  que «su calidad de vida es aceptable, aunque ya presenta alteraciones  de memoria, de lenguaje y de comportamiento.»

El vivaracho carácter de la actriz se ha marchitado, al parecer se  ha vuelto muy introvertida, y dedica la mayor parte de su día a ver  la televisión acompañada de su perrito. El animal es su compañero  inseparable, y a Carmen le resulta agradable tenerlo en su regazo y  acariciarlo.

En todo momento está atendida por una persona que cuida de ella y  procura que se sienta acompañada y segura. Ya que, además, los  enfermos de Alzheimer suelen sentirse a veces confusos y extraviados,  incluso en su propio hogar. La actriz recibe también frecuentes  visitas de amigos y conocidos que charlan con ella y se sientan a su  lado frente a la pequeña pantalla. La artista no siempre les  reconoce, pero agradece su compañía.

A pesar de lo avanzado de su enfermedad, Carmen aún puede caminar  sin ayuda, aunque con cierta torpeza. De vez en cuando se deja ver en  su ventana, luciendo vestidos largos y frescos, muy veraniegos, y  algunas de sus joyas. Un toque de coquetería que muestran que el  espíritu de la ex presentadora del 'Telecupón' sigue vivo a pesar de  la enfermedad.
El mal de Alzheimer es mucho más duro para el entorno del enfermo  que para quien lo padece. Carmen no es consciente de estar olvidando  poco a poco su vida. Son sus seres queridos quienes tienen que sufrir  la impotencia de ver cómo se desdibuja la personalidad de quien ha  sido tan querida para ellos.

Físicamente, la artista está muy deteriorada. Ya no se cuida tanto  como antes, y cuando se deja ver es sin maquillar, seria, y sin ese  punto coqueto y pícaro que le caracterizaba. Los años se le han  venido encima de golpe.
Han surgido rumores de que Augusto, su único hijo, no va a  visitarla, pero el entorno de la enferma lo ha negado por completo,  asegurando a la citada publicación que vive por y para Carmen. Es muy  difícil acceder a ella, pero quienes le son cercanos aseguran que  «Carmen se encuentra protegida por su familia y el cariño de los  suyos le ayuda a mantenerse bien».