El cantante español Miguel Bosé, en una imagen de archivo tomada en Nueva York. | Efe

El cantante español Miguel Bosé opinó hoy en Chile que España «nunca volverá a ser la misma» y que ese país saldrá «muy tarde, muy tocado y muy empobrecido» de la crisis económica que sufre.

Bosé ofreció una extensa conferencia de prensa previa a su actuación en el Festival de Viña del Mar, a unos 125 kilómetros al oeste de la capital chilena, donde este martes abrirá la tercera jornada del certamen, al que acude por novena vez en su carrera.

Consultado por el impacto de la crisis sobre la industria musical en España, el intérprete de «Como un lobo» aseguró que el sector, que venía ya «muy tocado», ha recibido «un fuerte varapalo», tanto en las ventas de discos como de entradas.

Aun así, en su caso el impacto se ha visto mitigado porque parte de su público es gente de su generación que mantiene cierto «culto» al CD y «que es solvente y lo compra». «Pero las generaciones que vienen después son todas generaciones de descargas», explicó el artista.

Bosé, de 56 años, se mostró pesimista con la coyuntura que vive España e indignado con la clase política a nivel global.

«No volveremos nunca a vivir la situación de la música en España, en Europa y en muchas partes del mundo, que se vio, ni volverá la industria a ser lo mismo. Ni España volverá a ser la misma. Saldrá muy tarde, muy tocada y muy empobrecida», sentenció.

Ya en clave local, y ante la pregunta de si volvería a apoyar a la exmandataria socialista Michelle Bachelet como candidata a las elecciones presidenciales chilenas de este año, Bosé espetó: «Yo no vuelvo a acercarme a un político en el resto de mi... (vida)».

«Mi desencanto hacia la clase política en general es tan grande, tan definitivo y tan irreversible que solo podría acercarme a un político a condición de que fuera de raza nueva», manifestó el artista.

«Los políticos, en su grandísima mayoría, están obsoletos, deteriorados, corruptos e incompetentes, pero eso es mundial», añadió, entre aplausos de los asistentes a la conferencia de prensa.

A su juicio, «las promesas que puedan hacer son mentira», y puso como ejemplo que las autoridades españolas prometan, con casi seis millones de desempleados, que van a crear miles de puestos de trabajo dentro de pocos meses.

Bosé animó a los ciudadanos a no ir a las urnas y abogó por echar a toda la clase política -"todos, fuera», dijo-, para que la nueva generación de españoles que protagonizó las acampadas en la madrileña Puerta del Sol pueda organizarse y «cambiar el mundo».

«Estoy deseando que mis hijos crezcan y que se hagan parte de ese mundo que tiene que cambiar», confesó en alusión a sus dos pequeños, Diego y Tadeo, nacidos gracias a un vientre de alquiler en marzo de 2011.

Ellos, reconoció, le han cambiado la vida, «emocionalmente, y a nivel agenda también». «Ahora llevo dos semanas (fuera de casa) y estoy que me muero», confesó Bosé, quien sin embargó aseguró que no le gustaría tener otro hijo.

«Dos son multitud. Son dos niños salvajes, en el buen sentido de la palabra. Dense cuenta de la genealogía de la que vienen», argumentó el cantante, hijo del torero Luis Miguel Dominguín y la actriz Lucía Bosé.

Tras 35 años de carrera, el polifacético artista ya no se enfunda en las mallas que lucía a principios de la década de los 80.

«Tenía un cuerpazo, era un atleta, hacía seis horas de baile al día, entonces estaba 'cañón' (muy atractivo). Antes era muy guapo, ahora soy atractivo», señaló al rememorar sus primeros pasos por el festival.

En esta nueva visita, que se enmarca dentro de la gira de su último disco, «Papitwo», Bosé interpretará nuevas versiones de sus grandes éxitos, incluida la canción «Puede que», a dúo con su compatriota Pablo Alborán, quien asiste también al certamen como artista invitado y miembro del jurado de las competencias folclórica e internacional.