Chicote sobre las olas

La organización les invitó a pasar el día a bordo de un catamarán y disfrutar en una recóndita cala en aguas de Calvià practicando ‘flyboard’, una actividad náutica que ha causado furor este verano y que eleva hasta a 12 metros de altura sobre el nivel del mar a quien lo domina.

Pues bien, desde el Passeig Marítim de Palma se subieron a bordo del catamarán el chef y presentador del programa televisivo Pesadilla en la cocina, Alberto Chicote; la diseñadora de joyas y ex novia del cantante David Bisbal, Elena Tablada, y su actual pareja Daniel Arigita; el actor Jesús Olmedo y su novia la actriz Nerea Garmendia, entre otros invitados.

Tras una hora de navegación, los invitados llegaron a una tranquila cala, en la que fondearon en una soleada jornada.
 Almuerzo y charlas distendidas en alta mar mientras observaban la espectacular exhibición de un especialista con el ‘flyboard’.
 

La primera en lanzarse a experimentar lo que es sobrevolar las olas y surgir de las aguas propulsados por potentes chorros de agua a más de dos metros de altura fue Nerea Garmendia. La joven demostró habilidad e incluso se atrevió a saltar como un delfín. Desde proa, su novio, el actor Jesús Olmedo, la fotografiaba con su teléfono móvil y, desde las escalerillas del catamarán, el chef Alberto Chicote miraba con envidia y atención cuanto sucedía.

Mientras tanto, Elena Tablada y su chico, tras haber pedido sushi para comer, tomaban el sol en la parte delantere la embarcación apartados del grupo. Tablada, enganchada continuamente al móvil, llamando, enviando mensajes o consultando las redes sociales, mientras Daniel intentaba tomar los últimos rayos de sol del verano. Elena se animó a ponerse el chaleco salvavidas y probar el ‘flyboard’. El monitor le dio algunos consejos antes de comenzar, pero no le fue fácil a la ex de Bisbal mantener el equilibrio. Tras varios intentos, Elena Tablada logró elevarse sobre el agua del mar. Así pues, Alberto Chicote no se lo pensó dos veces y también quiso intentarlo.

Dificultad

La primera dificultad con la que se encontró el cocinero madrileño fue la de ponerse el chaleco, prenda obligada y que no pudo llegar a cerrar. Una vez en el agua, Chicote fue el menos optimista en que aquella máquina pudiera con su peso. Expectación en todo el grupo, que observaba desde el catamarán cómo desde el primer intento el genio de los fogones ascendía lentamente hasta alcanzar un palmo sobre el agua. Rígido y concentrado, en el segundo intento, Chicote se superó y alcanzó el metro de altura, más o menos. La caída fue sonada, pero mayor fueron las siguientes donde cada vez cogía más altura. Aplausos y piropos, Chicote, asombrado y muy satisfecho, logró dominar el ‘flyboard’, convirtiéndose en la estrella del grupo. Al caer la tarde, todo el grupo puso rumbo de nuevo a tierra, donde las anécdotas y las fotografías realizadas con los móviles ocuparon el tiempo de regreso.

En definitiva, una estancia en la que, además de descansar, los protagonistas se lo pasaron en grande. Al día siguiente, algunos de los invitados se quejaban de las agujetas, pero contentos e incluso animados a subirse de nuevo al ‘flyboard’.