Joan Nogué i Font, ayer, durante su intervención con motivo de la Jornada del Paisatge.

«No es una cuestión de limitar la actividad económica, es una cuestión de nivel cultural. Una sociedad culta y una administración responsable no permiten que los paisajes se destruyan o banalicen». Así se expresa el doctor en Geografía Humana y catedrático de la Universidad de Girona, Joan Nogué i Font, que ayer impartió la conferencia 'Por una nueva cultura del paisaje' en la sede de la UIB, con motivo de la Jornada del Paisatge, organizada por el Consell.

El objetivo de su ponencia: difundir las actividades, funciones y proyectos del Observatori del Paisatge de Catalunya, del cuál es director; una entidad formada «para contribuir a la concienciación» sobre la gestión del territorio y, por lo tanto, de «su rostro», el paisaje. La finalidad de su discurso: transmitir que el paisaje no es cuestión «puramente estética sino un elemento fundamental de nuestra identidad territorial». «Nos sentimos parte de un lugar porque nos reflejamos en su paisaje», destacó, sobre este concepto incluido en el Convenio Europeo del Paisaje firmado hace una semana en Florencia; un nuevo tratado que deja «muy claro» que este tema «debe incluirse en las políticas territoriales de cualquier tipo de sociedad, no ya digamos de las que viven del turismo».

Debate territorial

En cuanto a la polémica sobre la gestión del territorio, un experiencia que Eivissa tiene muy fresca con la retirada del Plan Territorial de Eivissa (PTE), Nogué aseguró que suele ser un debate que «no se plantea en los términos adecuados». «No se trata sólo de proteger, sino de gestionar y ordenar con sentido común. El gran reto que ahora tenemos está justamente en proteger unos paisajes que están en extinción. El reto está en permitir determinados tipos de actividades en unos sitios, bajo unas condiciones, con un plan sólido y con un proyecto consistente. Y no me refiero al caso de Eivissa, hablo en general. No es tanto el sí o el no, si no el cómo», explicó Nogué, para quien el urbanismo desplegado en toda España en los últimos años tiene su raíz en la «falta de educación y de información en todos los ámbitos». «Pagamos el haber actuado como nuevos ricos, es decir, el haber tenido en el bolsillo mucho dinero y ni la cultura para gestionarlo adecuadamente ni la sensibilidad oportuna. Este país ha crecido más económicamente que culturalmente. Y en parte para eso se creó el Observatorio del Paisaje, precisamente para contribuir a ese cambio de mentalidad», concluyó.

Las consencuencias de concebir el territorio «como una mercancía»

Según destacó Joan Nogué i Font, «concebir el territorio como una mercancía más tiene a largo plazo sus consecuencias». «La urbanización diseminada, difuminada, extensiva y sin ton ni son, no sólo ha provocado problemas ambientales, de transporte y de contaminación, como se ve en muchísimos sitios, sino que está generando unos tipos de paisajes que son iguales en todos lados, homogéneos, banales y que pierden todo interés, no sólo para los visitantes sino para los propios habitantes», indicó.