El cielo de ses Variades se llenó de ingenios voladores.

Todas las miradas estaban puestas en los diminutos (a veces, no tanto) puntos que llenaban de color el blanquiazul firmamento de Sant Antoni y tan sólo se bajaba la vista brevemente, lo más brevemente posible, cuando algún ingenio volador caía a tierra.
Ses Variades de la villa de Portmany acogieron ayer por la mañana la decimoséptima edición de su famoso festival de cometas Posa un estel al cel, que contó con la participación de decenas de aficionados a este arte.
Muchos de ellos acudieron para comprobar que las horas dedicadas a fabricar su propio artefacto, gracias a los talleres organizados esta semana pasada.
La mayoría de los 'cometeros' eran, como es lógico, niños que seguían embelesados cómo su estel se elevaba hasta lo más alto y que, de vez en cuando, pugnaban porque su cuerda no se enredara con la de su compañero.
Los más pequeños fueron los participantes más numerosos y fieles del festival, pero tampoco faltaron muchos adultos deseosos de demostrar, en ocasiones con poco éxito, su dominio de las artes y las ciencias aeronáuticas.
Sea como sea, lo importante tanto para unos como para otros fue que el tiempo acompañó y pudieron pasar una mañana en la que mantuvieron, orgullosos, la cabeza bien alta.