El San Rafael arañó un punto del campo del Poblense, donde ambos equipos firmaron tablas sin goles. El partido careció de ocasiones claras de gol y destacó por la constante briega en el centro del campo, aunque si alguno de los dos contendientes mereció ganar fue el conjunto ibicenco.
El estado del terreno de juego contribuyó, y mucho, a que el encuentro transcurriera con más pena que gloria y estuviera exento de espectáculo. Y es que estaba embarrado y parecía más un patatal que un campo de fútbol. Entre que la climatología no acompañó y que la hierba estaba bastante alta, la práctica del fútbol era más bien una misión imposible.
A pesar de todo, Mario Ormaechea apostó por un once ofensivo, con los habituales Carlos Fernández y Salazar en punta, así como Romero, la principal novedad, y Tomás por las bandas. Pero, tal y como estaba el campo, que pudieran hacer algo interesante con el balón en los pies era difícil. Es más, los porteros prácticamente no se mancharon la camiseta al no tener que emplearse a fondo en ninguna ocasión.
Doble oportunidad
La segunda mitad fue otra historia. El San Rafael comenzó su particular acoso en busca de los tres puntos y a punto estuvo de romper el cerocerismo en una doble ocasión de Tomás y Romero. El disparo del argentino lo sacó un defensor en plena trayectoria de gol y el rechazo lo recogió Romero para rematar de nuevo a portería y encontrarse con otro zaguero debajo de los tres palos.
El Poblense no generó ni una sola oportunidad de peligro en estos 45 minutos, por lo que Torres se convirtió en un espectador más. Finalmente, el San Rafael, que forzó la quinta amarilla del central Adrián Rosa -no jugará el próximo partido contra el Independiente-, y el conjunto mallorquín se conformaron con un punto, que mantiene a los rafelers cerca de la zona de play off tras la sorprendente derrota del Binissalem ante el Collerense por 2-0.