Para algunos el verano es sinónimo de vacaciones, playa y descanso. Pero nada más lejos de la realidad, la mayoría de la gente se ve obligada a trabajar parte o todo el verano. En este conjunto se encuentran los actores y el equipo de rodaje y producción de dos series de IB3: Llàgrima de Sang y Mossèn Capellà.
Los rodajes nunca son fáciles y menos aún en pleno verano bajo un sol que no da tregua o en los interiores de una iglesia a 30º, ataviados con abrigos y ropa más propia del invierno. Indicaciones, órdenes, repeticiones, gritos, cambios de última hora... en resumen, mucho estrés. Así se viven los rodajes de estas dos exitosas series.

Dramas en la bodega

Tras un final de temporada inesperado y trágico con la muerte de Alba, Llàgrima de Sang vuelve a ponerse en marcha con el rodaje de la tercera temporada, convirtiéndose así en la primera serie de IB3, de producción propia, que puede presumir de dicho logro. Ultima Hora acudió a Banyalbufar a contemplar el rodaje del primer capítulo. La bodega Ca´n Tomir celebra aniversario y para ello se ha organizado una fiesta en la que están presentes todos los personajes principales. Simó Andreu, el veterano actor que encarna a Andreu en la ficción, avanza que «está temporada tiene mucha intriga y habrá algún desaparecido».
En una pausa entre escenas aprovechan para descansar bajo una carpa. Charlas distendidas, bromas y ensayo de algunos cambios. Aseguran que para ellos rodar en verano es motivo de alegría porque significa que hay trabajo. Salvador Oliva (Miquel) dice que «es una suerte poder estar trabajando ahora, y el hecho de llegar a la tercera temporada significa que las audiencias responden». Carles Molinet (Jaume) va más allá y asegura que «los actores mallorquines agradecen la fidelidad de la audiencia y que para ellos es una satisfacción superior a tener o no tener trabajo».
Versión mallorquina
La ficción Mossèn Capellà se basa en la exitosa serie gallega Padre Casares, ganadora del Premio ATV 2008 como mejor programa autonómico de ficción. En el caso mallorquín, es el joven padre Lluc Capellà quien queriendo ser destinado a Burundi acaba siendo enviado a un pueblo de la costa, Sant Jeroni de sa Roca. Allí se encontró con una 'fauna' un tanto peculiar y su objetivo sigue siendo integrarse en ella y rescatar la tradición religiosa del pueblo.
El día que asistimos al rodaje se encuentran en la iglesia de s'Esgleita, una de las localizaciones habituales, en las que se ruedan las escenas del interior de la iglesia de Sant Jeroni de sa Roca.
Hablamos con Tomeu, unos de los jefes de producción que nos cuenta algunos de los problemas que pueden aparecer durante el rodaje: «Generalmente donde más dificultades tenemos es en el centro de Palma, por la cantidad de gente y movimiento. En otros lugares de exterior los problemas suelen estar relacionados con el tiempo, lluvia en particular».
Sin embargo, este contratiempo no es habitual en verano. Quizá lo sea el tener que grabar a 30º de temperatura, dentro de una iglesia cerrada con abrigos y prendas de invierno (en estos momentos ruedan un supuesto septiembre). Ni por esas se quejan los actores. José Miguel Artigues (Padre Lluc) reconoce que es parte del trabajo, están acostumbrados y que «lo llevamos como podemos». Lo mismo dice Nicolau Cortés (Vicenç) «un actor tiene que trabajar cuando le toca y que haya trabajo es buena señal, para nosotros y para los actores mallorquines en general, el trabajo crea más trabajo».
Pero una serie no se nutre únicamente de sus personajes. Detrás de las cámaras hay multitud de personas anónimas sin las cuales no sería posible alcanzar el éxito de estas dos ficciones. Cámaras, técnicos, miembros de producción, ayudantes o el propio director. Basta verlos trabajar sin descanso para darse cuenta de que ellos también sufren las consecuencias de un duro día de rodaje veraniego.