Los más mayores, de quinto y sexto curso, ponían toda su imaginación en vaciar las sandías y dar formas originales a las bocas, ojos y narices de lo que más tarde serían los fanalets que pondrían una luz más que tenebrosa a la celebración de Tots Sants. «Cuando acaben los llevaremos a clase y antes de que se vayan a casa los sortearemos porque hay un fanalet para cada dos niños», explicó Javier Rey, director del colegio Guillem de Montgrí.

Los más pequeños, sin embargo, comían frutos secos en la otra parte del patio en el marco de la tradicional trencada de pinyons. Mientras tanto, los de primer ciclo escuchaban los relatos sobre fullets, barruguets y fameliars, personajes de la mitología ibicenca, en la cueva de sa Capella, localizada a pocos metros de este centro educativo de Sant Antoni. «En años anteriores hacíamos la trencada y los fanalets todos los alumnos juntos en el patio del colegio. Este año hemos decido hacer tres turnos y así vamos rotando», explicó el director.

Otro de los aspectos que no faltaron en esta jornada festiva del Guillem de Montgrí fueron las castañas asadas. «El truco está en cortarlas un poco por la mitad, así se asan más rápido y quedan más tiernas si no tendríamos que estar horas. Las de este año nos han salido mejor que las del año pasado», explicó una de las cuatro mamás-castañeras que se encargaron de asar los diez kilos de este fruto seco.

A la parte más tradicional de estos días se suma también la faceta más lúdica. En este sentido, son muchos los coles, centros de ocio infantil y otros establecimientos que han optado por Halloween celebrando fiestas de disfraces como la del Bambuddha Grove, donde Piruleto entretuvo a las brujas, los esqueletos, zombies y pequeños diablillos que no quisieron perderse esta primera fiesta del terror en la que hubo además premios a las mejores disfraces y mucha música con la que niños y niñas no dejaron de bailar.