En una Liga que dilapida cada año más de mil quinientos millones de pesetas no es difícil encontrar muchos gramos de calidad y reclamos suficientes para cautivar el interés de cualquier aficionado. Ajena a todo ello, Eivissa gozará hoy de la oportunidad de vivir una cita que siempre supera cualquier aspecto meramente deportivo. El clásico balear se instala en el Poliesportiu Blancadona "miércoles, 12.30 horas" en una cita cargada de lujo y que está llamada a satisfacer todo tipo de exigencias, entre otras cosas, porque los cruces de caminos entre Drac Inca y Menorca Bàsquet nunca son un partido más. Con una hoja de servicios repleta de equilibrio y acomodados ambos en la parte alta de la clasificación, el duelo oculta un enorme valor terapeutico para el grupo de Paco Olmos.

Instalado en el desastre cada vez que abandona el Palau d'Inca, su reciente fracaso en Santiago de Compostela "el colista Ulla Oil le asestó un golpe humillante" ha generado todo tipo de dudas sobre su futuro en la competición. El cuadro mallorquín ha reducido sobremanera sus prestaciones desde que abrió el segundo trayecto de la fase regular y en su amistoso ante el Menorca Bàsquet espera encontrar el rearme anímico necesario que exige su partido oficial más inminente, el del domingo ante el opulento Orense.

En la otra isla casi todo es diferente y el equipo de Pedro Martínez está evidenciado que los excelentes números que rubricó durante la primera vuelta de la Liga no son fruto de la casualidad. Tras un periodo en el que abrió varios interrogantes, el conjunto menorquín no ha tardado en encadenar tres victorias consecutivas y anclarse entre los mejores equipos de la Liga LEB. El despido de Patrick Tompkins y la posterior llegada de Thaddeus Delaney parece tener mucho que ver en la extraordinaria travesía del Menorca. Pedro Martínez, uno de los entrenadores con más currículo de la categoría y que en los albores del curso actual aceptó el reto dirigir a un equipo muy remozado, maneja una plantilla con muchos recursos. Patricio Reynés y Juanmi Morales garantizan dirección y manejo del partido; Josep Pacreu, un jugador que el Joventut de Badalona intentó fichar esta misma temporada, es una amenaza desde el perímetro, mientras que Mit Montgomery, Thaddeus Delaney e Isma Torres aseguran rebote, puntos y una gran consistencia dentro de la pintura. Agresivo e intenso en el juego sin balón, Menorca Bàsquet es un equipo que apuesta por un juego vertiginoso.