Javier García-Ochoa BARCELONA
El alemán Michael Schumacher (Ferrari F2002) fue el vencedor del Gran Premio de España, mientras que Pedro de la Rosa (Jaguar R3) sigue sumando abandonos, al tener que retirarse en el transcurso de la tercera vuelta. El Rey Juan Carlos entregó el trofeo de vencedor a Michael Schumacher, mientras que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, lo hizo al segundo clasificado, el colombiano Juan Pablo Montoya, y el presidente de la Federación Española, Carlos Gracia, lo hizo al tercero, el británico Coulthard.

Decididamente, el Gran Premio de España no se le da bien a Pedro de la Rosa, que sumó con el de ayer, su tercer abandono consecutivo en esta prueba, en la que en los tres últimos años sólo ha podido dar ocho vueltas en carrera.

Después de una buena salida, se vio involucrado en una escaramuza que terminó con un toque del finlandés Mika Salo (Toyota), que le relegó al último lugar, pero en la segunda vuelta, la rotura del diferencial le hizo que perdiera el control del coche en una curva y terminara atrapado en la arena.

La diferencia entre el Ferrari F2002 y el resto de los coches que participan en el mundial es en estos momentos abismal, como lo demuestra que no fuera inquietado en ningún momento durante las 65 vueltas de que constaba la carrera y al principio de la misma rodara un segundo más rápido que sus perseguidores.

Si a la superioridad de su coche, se suma que cuando se avería un coche, es siempre el de su compañero de equipo, Rubens Barrichello, eso explica que el alemán cuente ya con 21 puntos de ventaja sobre Montoya.

Con Michael escapándose a un ritmo de un segundo por vuelta y en un circuito en el que los adelantamientos son muy difíciles, Montoya tendría que esperar al trigésimo giro para superar a su compañero de equipo, cuando Ralf protagonizó una excursión fuera de la pista, en la que dañó el alerón delantero, uno de cuyos trozos le cayó dentro del habitáculo y tuvo que sacarlo y tirarlo en medio de la pista.