Lorenzo Martínez DAEJEON
Las selecciones de Corea del Sur e Italia protagonizarán hoy, martes, en Daejeon un partido de los octavos de final del Mundial 2002 en el que se enfrentará la nueva pujanza futbolística contra la tradición y la historia. No en vano, la Corea del Sur que dirige el holandés Guus Hiddink está levantando admiraciones, convenciendo a propios y extraños, y, en especial, haciendo vivir a sus millones de seguidores unas sensaciones jamás saboreadas en uno de los países organizadores del campeonato.

Lo contrario está haciendo la tricampeona mundial e histórica selección italiana. Su técnico, Giovanni Trapattoni, está recibiendo más críticas que halagos, fuera y dentro de casa, y, pese a llegar como una de las favoritas, estuvo muy cerca de marcharse a la conclusión de la primera ronda.

Pero el equipo italiano, rácano en juego pero con jugadores de notable calidad, tiene la tradición de saber estar en los momentos precisos. Lo ha demostrado repetidamente en anteriores citas mundialista, donde se clasificó de forma agónica pero luego llegó a la zona alta. Y a ello apelarán.

Ahora se enfrenta contra una Corea del Sur que asusta a los italianos, aunque no lo confiesen y sus integrantes repitan, como ha hecho Francesco Totti, que Italia es «mejor técnicamente» y la delantera «puede anotar cuando lo desee».

Italia no sólo jugará contra un equipo que «corre a mil», pero con sentido, y cuyos jugadores son buenos técnicamente; también deberán intentar no dejarse influir por el ruidoso y caliente aliento que sin desmayo aportará desde la grada la local «marea roja».

Pero, sobre todo, Italia deberá sobreponerse a las ausencias, pues Trapattoni es seguro que no podrá contar con el lesionado Luigi Di Biagio y el sancionado Fabio Cannavaro, y tiene en gran duda la presencia de un Alessandro Nesta cuyo pie derecho sigue en mal estado y le ha impedido entrenarse.