El parón liguero no parece haber sentado bien al CB Puig d'en Valls que ayer recibió un severo correctivo por parte del Ros Casares, que no arrojó grandes cifras. El segundo cuarto contuvo el punto de inflexión con un nefasto porcentaje de acierto en el tiro por parte de las ibicencas y la efectividad visitante.

La ausencia total de ideas en ataque, donde fue evidente el vacío dejado por la lesionada Silvia Morales que jugó muy mermada, y la falta de control del rebote, con un juego interior seriamente afectado -Crawford tampoco estaba al cien por cien-, fueron las claves de la derrota. Los esfuerzos de Sarekgou, durante todo el encuentro, y de Montse Magre, en el último cuarto, no fueron suficientes ya que faltaba la aportación de las dos jugadoras anteriores.

Los primeros diez minutos comenzaron con una esperanzadora igualdad, pero tras pasar el ecuador el PDV se ancló en los ocho puntos donde dejó escapar el hilo fino con el que ataba al Ros Casares. En el segundo cuarto el Ros Casares cortó la umbilical y la defensa y el ataque ibicenco desaparecieron para encajar un parcial de 0-10 que sería el definitivo tajo a los intentos del PDV por mejorar su rendimiento.

Ni los continuos cambios en el cinco sobre la cancha ni los tiempos muertos solicitados por Sobrín recondujeron la situación que al descanso ya era elocuente, 20-41. El juego interior fue anulado por el intenso trabajo de Riley y de Pons bajo el aro, tanto en ataque como en defensa. Zrnic fue superada por las circunstancias y no estuvo a la altura.

El tercer cuarto comenzó con estériles ataques de ambos equipos y Valdemoro comenzó a perfilarse como la figura del partido, aunque no fue la máxima anotadora siendo este honor para Riley. Además, el bloque valenciano movió el balón con demasiada soltura y tranquilidad, pese a tener enfrente a un equipo con potencial defensivo similar al valenciano. Sin embargo, otra sequía anotadora aumentó aún más la agónica situación de las filas ibicencas que afrontaron los últimos minutos con un marcador de 27-56.