El hipódromo de San Rafael vivió ayer la última de las carreras programadas de la temporada 2002-2003 que contarán con el apoyo económico del propietario del recinto. A partir de ahora se abre un periodo de incertidumbre donde el Consell Insular de Eivissa i Formentera tiene mucho que decir.

El sector agropecuario apoya un proyecto que pasa por sacar rendimiento económico a las instalaciones disponibles en San Rafael y de este modo favorecer la continuidad de las carreras de trotones y , en consecuencia, garantizar la continuidad de un deporte tradicional de gran arraigo en la isla.

Por otra parte, desde el mundo del motor, hay otras propuestas que comprenden la complementariedad con el trote pero que abogan por la conversión del recinto en un circuito permanente que ayude a evitar accidentes de pilotos en los numerosos caminos rurales que tiene la isla. El Club Motor Pitiús busca así dar salida a los numerosos aficionados a la moto y a los coches que hay en Eivissa y que cada vez tienen más problemas para entrenar o probar sus máquinas.

Sobre la mesa de Vicent Tur, vicepresidente del Consell Insular, quien se ha implicado personalmente en este asunto, están los proyectos presentados por la delegación del trote y el citado club dedicado al motor, así como el estudio de viabilidad que recomienda el alquiler con opción a compra del hipódromo y su uso para acoger conciertos, ferias y otros acontecimientos, así como sacar usufructo de los locales existentes en la instalación.

Por el momento, según informó un portavoz autorizado del Consell Insular, no se ha adoptado ninguna decisión respecto a los proyectos citados y es previsible que la próxima semana haya avances al respecto. La situación puede ser dramática para el sector del trote porque de la decisión de la administración depende en gran parte el futuro de la competición como se conoce hasta ahora y es que el caballo trotón no tiene otro sentido de existencia: las carreras.