ANTONIO TOMÀS
La batalla por un sitio en las semifinales del Mundial de balonmano fue ganada por España en la ciudad de Caminha, tras derrotar por un tanto (32-31) al aguerrido equipo islandés, que no se entregó en momento alguno pero bajó la cabeza ante el empuje hispano que, invicta tras siete partido, se cuela en la lucha por las medallas de un Mundial por segunda vez en la historia.

España se medirá el sábado a Croacia, en las semifinales que se disputarán en Lisboa. Masip recibió el mejor regaló de sus compañeros en su partido número 200. Ante un público en su mayoría gallego, absolutamente entregado, la victoria resultó épica por el enorme desgaste físico, la dureza defensiva y el ardor que pusieron ambos contendientes.

Los supervivientes de la generación de oro, en la que hasta 10 de los dieciséis de esta selección tienen 30 años o más, vuelven a gozar de otra ocasión histórica. Croacia será el próximo escollo, tras ganar ésta a la selección de Dinamarca. España comenzó la batalla con los vikingos con defectos en defensa y virtudes en ataque. Lo contrario a lo exhibido hasta ahora en el campeonato.