Acostumbrado a vivir en permanente estado de excitación, el fútbol balear se mueve entre la confusión, la ruina y el esperpento. A la sombra de los éxitos deportivos del Mallorca y desplazado por su propia imposibilidad de generar recursos, el balompié de la Comunitat está consumiendo uno de sus peores ciclos. En parte porque en el Comité de Arbitros hay algo que desprende mal olor desde hace tiempo; en parte, porque nadie es capaz de inyectar dinero a una Tercera División que sigue en la UCI; en parte, porque la Federación se ha empeñado en complicarlo todo y ha decidido paralizar las competiciones en uno de los mayores errores que ha cometido en su historia más reciente. Ninguna de las explicaciones que pueda ofrecer la FBF va a convencer al enclenque delantero centro de los infantiles del Alaior (equipo escogido al azar), entre otras cosas, porque no las entiende, sólo las padece. Ni le importa que inhabiliten a Borrás, ni sabe lo que es una conselleria de Benestar Social, ni probablemente sepa quién ese señor de bigote que aparece en las fotos. Le han dicho que este sábado no juega, y está confundido.

Claro que convencer a los presidentes de Tercera de que han perdido más de dos mil euros en un acto de solidaridad con Borrás también parece complicado. Las agencias de viajes tampoco entienden de procesos, de suspensiones, de huelgas, y menos en tiempos de crisis. Con las telarañas amontonándose en las cajas fuertes de los clubes, sólo faltaba una decisión de tal magnitud para rajar definitivamente la economía de los equipos de una de las categorías más pobres del fútbol nacional. Además, nadie sabe cuando se jugará la jornada aplazada y eso genera malestar.

Esta vez Borrás le ha dado la espalda a los clubes y a la Asamblea, y eso es grave, porque no hay precedentes. A pesar de que muchos apoyan su gestión cuando las cámaras les enfocan, la mayoría no comulgan con sus ideas, con su percepción sobre el fútbol o con su perenne decisión de no destituir a Domènech. Tampoco es fácil entender como algunos de los otros estamentos de la Federación -los entrenadores, por ejemplo- otorgan el voto en contra de la opinión de su gremio. Entonces, ¿a quién defienden? ¿A quién amparan? Luego también los hay que hablan sobre el fútbol balear sin haber visto nunca un partido de Preferente. Increíble.