Manzano consuela a Luis Cembranos al finalizar el partido. Foto: TOMÁS MONSERRAT

1 MALLORCA: Leo Franco; Cortés, Lussenhoff, Nadal, Poli; Novo (Carlos, min.45 ), Marcos (Biallini, min.77), Campano, Riera; Pandiani y Etoo.
1 RAYO VALLECANO: Etxeberría; Graff, Maínz, Corino, Mauro; Iriney, Pablo Sanz, Helder (Luis Cembranos, min.59 ), Michel; Peragón, y Bolo.
GOLES.
0-1, min.71: Peragón.
1-1, min.80: Pandiani.
ARBITRO
Pérez Lasa (C. Vasco). Amonestó del Mallorca a Pandiani (min.83) y del Rayo Vallecano sacó roja directa a Iriney (min.80).
ESTADIO
Son Moix. 17.000 espectadores.

Xisco Cruz
Un partido en el que no juega Ibagaza, en el que uno de los dos equipos mira constantemente por el retrovisor a Segunda, y en el que el otro apenas tiene nada que echarse a la boca, se suele resolver con una ecuación tan simple como la de ayer. Fue un tostón, uno de esos encuentros que ahora se llevan, de los que están de moda: que si una final de Champions, que si el Inter de Cúper, que si el Celta en el Bernabéu. El Mallorca apenas tenía motivos para salirse del guión, para zurrarle a un desarmado Rayo, que incluso ganando seguía metido en el infierno. Apenas un par de arreones de Carlos y algunos minutos galácticos tras el gol de Peragón revolucionaron la cita, que tuvo un color mortecino hasta entonces. El equipo de Manzano ha agotado definitivamente una de las dos vías que tenía para acceder a Europa (1-1).

Ibagaza abandonaba el calentamiento y el Mallorca sabía que eso iba a ser una mala noticia. Cercenado el talento, al equipo balear no le quedó otra que utilizar las bandas como rampas para llegar hasta Pandiani, y se exigió unos primeros minutos de juego fluído por los flancos. Llegaban Poli y Cortés hasta la línea y Pandiani tuvo dos opciones de remate en el primer cuarto de hora. Los laterales del Rayo, más bien torpones, eran incapaces de cerrar la hemorragia, y un tiro de Etoo certificó el buen momento de salud que atravesaba el equipo isleño.

Con todo, los madrileños se atrevieron con un ejercicio de fe y ofrecieron dos minutos eléctricos, justo cuando el Mallorca se había desconectado y cuando la grada empezaba a irritarse. Primero Míchel recogió un servicio de Bolo, tiró un quiebro y se encontró con las manoplas de Leo Franco; luego, Bolo dibujó un escorzo perfecto tras un servicio desde la derecha y estrelló el cuero en la madera (minutos 26 y 27).

Los baleares seguían ofreciendo un juego más plano que un folio, con escaso sentido de la verticalidad. Por aquel entonces, los vallecanos habían sellado las vías de escape que tenían, y se sentían más cómodos cuando Iriney o Pablo Sanz podían hacer circular el balón hacia Peragón, un futbolista tan veloz que habita de forma perenne en el fuera de juego. Campano hacía lo que podía, pero su catálogo de servicios en el mediocampo no es el mismo que el de Ibagaza, y el Mallorca lo notó.

Manzano puso sobre el tapete a Carlos, en busca de un cuchillo que volviera a rajar las bandas. Y lo logró; el sevillano lanzó tres carreras en apenas cinco minutos, pero sus apariciones nunca encontraron la cabeza de Pandiani. El Rayo aguantó el chaparrón y esperó su momento, justo cuando los rojillos más apretaban; Bolo diseñó un desmarque, tiró una carrera y envió a la izquierda. Peragón, que llegaba desde la segunda línea, empujó a la red (minuto 70).

Europa ya era una quimera, pero los baleares se lanzaron a por el empate. Etxeberria, que poco antes se había tragado ya un balón aéreo, calculó mal la salida en un saque de esquina, e Iriney tuvo que sacar con la mano un cabezazo de Nadal. Pandiani marcó de penalti, como anticipando la remontada que nunca llegaría (minuto 79). Carlos y el uruguayo pudieron marcar después, pero el Rayo no merecía tanto castigo.

El empate del Athletic de Bilbao en Villarreal, coincidiendo con los triunfos de Barcelona y Sevilla, dejan al Real Mallorca muy lejos de la Copa de la UEFA. A pesar de que los baleares pueden aferrarse todavía a las matemáticas, ya anunció la pasada semana Gregorio Manzano que si los rojillos no lograban la victoria ante el Rayo la plantilla echaría la vista a Elche. Así, el equipo isleño parece haber agotado una de las dos vías que tiene para llegar a Europa, y lo confiará todo a la final de Copa del Rey ante el Recreativo de Huelva el 28 de junio en el Martínez Valero.