José A. Pascual|ZARAGOZA
Raúl González, ausente del último amistoso contra Ecuador, vuelve a la selección española para liderar la penúltima ofensiva hacia la Eurocopa 2004, que de ganar a Grecia podía significar buena parte del billete a Portugal. El capitán y máximo goleador de la historia de la selección retoma los galones, el carácter de un equipo que quiere salir de este encuentro y el del miércoles en Belfast con la tranquilidad de haber hecho los deberes en la fase previa. Y su retorno tiene un significado especial. La Romareda fue, allá por el 29 de octubre de 1994, el punto de arranque de una de las carreras más brillantes del balompié español moderno. El idilio de Raúl y este estadio es tan estrecho que también aquí logró su gol cien. Esta noche puede tener un punto y seguido si el «Ferrari» y sus compañeros enfocan convenientemente el acceso al torneo portugués.

En Atenas, entre el delantero madridista y Juan Carlos Valerón se cargaron parte del sueño del conjunto que adiestra el germano Otto Rehhagel, para el que puntuar en Zaragoza y luego vencer a Ucrania significa la vida. Una derrota le deja sin el más mínimo margen de error. Esta necesidad hace al equipo griego más peligroso de lo que en realidad debería. Los griegos son conscientes de que España tiene el cartel de favorito pero esa irregularidad que les hace incluso empatar en Inglaterra les hace más imprevisibles, porque, pese a los intentos del conocido como «Rey Otto» forman un equipo capaces de lo mejor, pero también de lo peor, como le ocurre a su jugador más conocido en tierras hispanas, el ex sevillista Vasilis Tsartas, un jugador con una zurda de oro con capacidad para desequilibrar al rival pero también de desesperar a la propia afición.

España ni puede ni debe fiarse lo más mínimo. Iñaki Sáez y sus pupilos lo saben. Un tropiezo complicaría lo que está siendo un camino con pocas piedras hacia Portugal 2004. Raúl encarnará de nuevo ese carácter competitivo que mantiene invicta a España en la era Sáez, quien dirigirá su décimo partido en un estadio en el que la selección hispana está invicta ante un rival que nunca ha conseguido derrotarla. Xabi Alonso, el «cerebro» de la Real Sociedad, ha irrumpido con la autoridad que le otorga su gran temporada y, tras debutar contra Ecuador, ya tiene una plaza segura y raro será que vuelva a la selección sub'21. No obstante, se ha levantado con fiebre por una afección de garganta y es duda.

Si se recupera es el fijo en el doble pivote, y junto a él Sáez, ante la baja por sanción de Rubén Baraja y por lesión a última hora de José María Gutiérrez «Guti», maneja las opciones de adelantar a un hombre más acostumbrado de central como Carlos Marchena, retrasar a un media punta como Valerón en la versión más ofensiva del equipo o incluso dar entrada a Sergio González.