La Challenge ya no es una simple pista de pruebas. La ronda mallorquina pone en juego el honor de los velocistas y sus escuadras, que pugnan por estrenar el palmarés de una temporada que se presume apasionante. La media a la que se rodó durante la primera etapa -51,670 kilómetros por hora- es el mejor baremo para calibrar el peso de una victoria que sirve para marcar las diferencias en el tramo más somnoliente del curso.

El australiano Allan Davis reeditó la victoria de la pasada entrega en el Port d'Alcúdia e inscribió su nombre en el selecto club de vencedores en el Passeig Marítim. La apuesta por la velocidad de Manolo Saiz dio la primera alegría al Liberty Seguros, recorriendo los 82,5 kilómetros de llano en un tiempo de 1:35:48, y a la vez dando tiempo a los 167 ciclistas que finalizaron su recorrido por el habitual circuito urbano, en el que tomaron la salida un total de 239 poco antes de la una de la tarde. Davis superó en la última pedalada a dos de los mejores especialistas del planeta. Óscar Freire y Erik Zabel se conformaron con escoltar al sprinter del Liberty. Toni Colom y Vicenç Reynés se metieron en el grupo bueno, finalizando octavo y noveno, respectivamente, con lo que afianzan sus opciones de subir a lo más alto del podio el próximo jueves.

La jornada comenzó con una notable representación de las grandes figuras del pelotón. El día del trigésimo cumpleaños de Roberto Heras, Davis le hizo el mejor regalo a un conjunto que nace cargado de expectativas. El de Béjar fue uno de los grandes atractivos en la línea de salida. Junto a él, los grandes velocistas, caso de Paolo Bettini, y como no, los mallorquines, fueron los más requeridos por aficionados y autoridades. Toni Colom, Vicenç Reynés, Joan Llaneras y Miquel Alzamora juegan en casa y el cariño del público se deja notar cuando tienen oportunidad de ofrecer lo mejor de su repertorio en las carreteras que mejor conocen.

La aparición en el control de firmas del Illes Balears-Banesto estuvo marcada por una sonora ovación de los presentes. Era el mejor síntoma. El homenaje en forma de cuadro realizado por el pintor Antoni Bennàssar hacia el desaparecido José María Jiménez fue acogido con emoción por Eusebio Unzúe, cuyos hombres coparon la primera línea del pelotón en el arranque oficial.

Los primeros pasos por meta sirvieron para medir las posibilidades de los diferentes equipos con llegadores a lanzar. Koldo Fernández (Euskaltel-Euskadi) y Marco Bos (Bankgirolterij) se hacían con comodidad con los sprints especiales y las metas volantes, abriendo la veda para los conjuntos verdaderamente interesados en el triunfo.

Los nervios comparecían en el seno del gran grupo a medida que se acercaba la última vuelta. Una primera caída dejaba fuera de combate a Massimo Strazzer, pero la montonera del giro final le pasó factura a Paco Cabello. El gran dominador de la Challenge aguantó hasta el final, pero probó el asfalto y vio mermadas sus posibilidades en el puntómetro.

Rabobank asumió el mando de la carrera cuando más emocionante se ponía, y de su trabajo se aprovecharon el resto de conjuntos con sprinters dentro de los pronósticos. Freire fue el primero en lanzar su desafío, pero su estela la siguieron Bettini, Zabel y Davis. La potente punta de velocidad del cántabro de poco le sirvió ante el descaro de Davis, que repite en la Challenge y da buena fe de que los inicios de temporada se le dan muy bien. Colom y Reynés lograron hacerse un lugar, pero es difícil hacer sombra a unos hombres que en cuestión de metros pueden volar y obtener el máximo provecho de unos desarrollos de vértigo. Y ayer Davis fue el mejor, y el más generoso con su jefe de filas y su patrón, a los que obsequió con un éxito cuya relevancia es cada vez más acorde con la consolidación de una prueba que cuenta con más argumentos para ser un ejemplo a seguir por su capacidad de convocatoria.