Carlos de Torres|SORIA
El español Alejandro Valverde mostró su grandeza con un incontestable triunfo al esprint bajo el diluvio, por delante de todos los especialistas, en la tercera etapa disputada entre Burgos y Soria, de 157 kilómetros, en una jornada en que el liderato pasó al tercer corredor consecutivo del US Postal, esta vez al luxemburgués Benoit Joachim.

Así fue la forma de presentarse en sociedad de Valverde, subcampeón del mundo, quien además sumó 20 ricos segundos de bonificación, lo que le sitúan décimo en la general a 45 segundos del líder Joachim y sólo a 7 del primer rival directo, el kazako Vinokurov.

Valverde, de 24 años, considerado ya como la joya de la corona en el ciclismo español, ganó sobrado en una clara demostración de fuerza que le coloca como aspirante número uno en la Vuelta. Su forma de ganar, arrancando en medio de un inmenso charco a falta de 100 metros de meta y con espacio suficiente para celebrar el éxito brazos en alto por delante de Ogrady, Menchov y Freire, fue propia de un ciclista especial, de un campeón.

El director del Comunidad Valenciana-Kelme, Vicente Belda, le comentó antes de la etapa a su líder que el repecho situado a 1 km de meta le venía de maravilla y que debía intentarlo. Y Valverde se colocó en condiciones, con los grandes de las llegadas masivas y se apuntó una jornada en principio designada «para dejarla pasar». Los grandes se situaron delante por aquello de la lluvia torrencial y el peligro de caída. Entre ellos se alzó el ciclista murciano, que entró con un tiempo de 3h.43.17, a una media de 42.215 kms/hora.

Valverde sumó su tercera victoria en la Vuelta -el año pasado ganó en Envalira y La Pandera-, esta vez al esprint, vamos, como Armstrong en el Tour. En su palmarés ya constan 28 victorias, 15 de ellas esta temporada, donde incluye las Vueltas a Valencia, Murcia y Burgos. «Cuando todos íbamos al límite a Valverde le sobraban las fuerzas», explicó el doble campeón mundial Óscar Freire. Todo un resumen de la actuación de «Alejandro Magno».

La general ofreció el turno del jersey oro al luxemburgués Benoit Joachim, agraciado en la escapada buena del día con unos cuantos segundos de bonificación que le bastaron para desbancar a su compañero Max Van Heeswijk. Decepcionado porque Armstrong no le llevó al Tour, al menos pudo aliviar su pena tras rematar una táctica preconcebida del equipo de Johan Bruyneel, que sigue manteniendo a seis hombres al frente de la general.