Bernabé Herráez y Pepe Ramírez posaron para este periódico en la tienda de uno de los capitanes del Eivissa. Fotos GERMÁN G.LAMA

Gustavo López

Llegó la hora del cambio. El traspaso de poderes entre Bernabé Herráez y Pepe Ramírez se produjo ayer de forma simbólica en el establecimiento de Vicente, uno de los capitanes del Eivissa. La imagen que ilustra esta noticia será una de las últimas que se puedan ver entre el ya ex entrenador del conjunto deportivista y el nuevo 'mister', que tendrá que hacerse cargo del equipo en las seis jornadas que restan para finalizar la temporada 04-05.

El técnico valenciano y el gaditano han convivido en el banquillo del equipo bermellón con más resultados negativos que positivos. El primero se marcha con un buen sabor de boca en lo que respecta a su trato con la plantilla. «He recibido llamadas y mensajes de apoyo de la práctica mayoría de jugadores, pero el que es muy de agradecer fue el de David Escandell, que dejó el equipo en diciembre y que se ha acordado de mí», comentó Herráez.

El segundo tiene claro qué dirá a los jugadores cuando hoy retornen a los entrenamientos para preparar el choque del próximo domingo ante el Arenal. «Les daré un mensaje de continuidad y tranquilidad. Además, los que se quieran quedar el año que viene y los que se marchen tienen que dejar buen recuerdo, porque aquí quedarán informes y la directiva, esté yo o esté Johan Cruyff, no lo pueden olvidar. La directiva ha apostado por unos jugadores; si no se ha rendido, eso tiene un precio, y el precio lo tienen que pagar quienes los han metido en esa situación. Lo que está claro es que los entrenadores no ganan partidos», explicó.