Sólo han pasado dos años pero todo ha cambiado. Aquel chico que tanto prometía al clasificarse para tercera ronda con sólo 17 años -un éxito que sólo había conseguido antes Boris Becker- regresa a Wimbledon, su torneo preferido, convertido en el nuevo fenómeno de la ATP y en el único jugador capaz de amenazar la hegemonía de Roger Federer. Vuelve con siete títulos en el bolsillo -seis ganados esta temporada, incluídos los Masters Series de Montecarlo y Roma y Roland Garros- y con mucha ilusión. Dice que todavía no está preparado para coronarse en Londres, pero también aseguró al llegar a París que su única intención era ganar un partido y terminó levantando su primer Grand Slam. Es la hora de la hierba. Es la hora de imitar a Bjorn Borg. Lo cierto es que el calendario ATP no favorece a los buenos jugadores, a los que son capaces de ganar en cualquier superficie. Bjorn Borg era capaz de ganar Roland Garros y Wimbledon, pero el tenis de finales de los setenta no es el mismo tenis que se juega hoy en día. Es significativo que Sampras y Federer, los grandes dominadores de la época moderna, no hayan podido alzar la Copa de los Mosqueteros.

Rafael Nadal ha batido muchos récords en el comienzo de su carrera deportiva y amenaza también con terminar con el maleficio que persigue a los reyes de la tierra. En las dos semanas posteriores a su triunfo en París no ha estado de celebraciones; apenas ha descansado. Ha cambiado sus zapatillas -para jugar en hierba la suela debe agarrarse mejor al piso-, ha metido en su maleta las camisetas blancas y se ha pasado muchas horas para cambiar por completo su juego.

El Rafael Nadal que salte mañana a la pista para medirse con Vincent Spadea va a ser muy diferente al Rafael Nadal que se ha consagrado esta temporada como el mejor jugador del mundo sobre arcilla. Un saque más potente y cortado, unos golpes de fondo más arriesgados y una mayor presencia cerca de la red van a caracterizar el tenis del jugador mallorquín en Wimbledon. Sabe que no puede quedarse un metro y medio detrás de la línea de fondo esperando que sus rivales tomen la iniciativa. Sabe que para ganar en Londres hay que buscar cada punto.

Rafael Nadal no va a tener un camino sencillo en Wimbledon. El sorteo le deparó un cuadro complicado, con un estreno difícil, y varios rivales peligrosos en las primeras rondas. El jugador mallorquín debuta mañana ante Vincent Spadea. El estadounidense es un tenista completo, aunque llegará a Wimbledon falto de ritmo. No ha disputado ninguno de los torneos previos al Grand Slam de hierba, aunque tratará de repetir la victoria que consiguió en el Masters Series de Madrid sobre Rafael Nadal, en el único enfrentamiento previo.