Iván Muñoz
La tarde era fría en Eivissa, pero los acontecimientos extradeportivos vividos en el seno del club durante toda la semana prometían un partido caliente. Al menos en el palco, de cuyos movimientos estuvo pendiente gran parte del personal que se dió cita en Can Misses. El morbo estaba servido en el que supuestamente sería el último partido de Mariano Riera tras anunciar su dimisión como presidente de la entidad, y que estuvo acompañado en la grada por Xico Tarrés, alcalde de la localidad, y Santiago Ortega, miembro de la directiva por el que se había apostado fuerte en las quinielas de la sucesión. Espectadores, empleados y periodistas no podían apartar la mirada de sus asientos en busca de algún gesto o movimiento. Pero en el terreno de juego se disputaba un partido en el que al Eivissa le iba terminar el año bien situado en la tabla, así que cuando sonó por primera vez el silbato de Rodríguez Quintero todo el mundo orientó sus ojos hacia el césped.

Ambos equipos empezaron fuerte, tocando bien en el centro del campo e intentando dominar el juego desde atrás. Se le veían al Santanyí maneras del conjunto técnico que muchos habían anunciado a pesar de su discreta situación en la tabla. Un partido incómodo, pensaron algunos. Pero una jugada de Suso en el minuto 8 dio origen a un saque de esquina que se encargaría de botar Daroca para que Buti marcara de soberbio cabezazo. El Eivissa se encontraba por delante del marcador apenas comenzado el partido, cosa que facilitó bastante su labor. Y todavía estuvo a punto de que las cosas se le pusieran más de cara si el colegiado hubiera señalado dos minutos después un claro penalti que cometió el defensa Adrian al controlar con la mano el balón dentro del área. Pero Rodríguez Quintero no tuvo la misma agilidad para señalar la pena máxima que más tarde demostraría para sacar tarjetas a diestro y siniestro , incluso a técnicos y jugadores que ni siquiera habían saltado al terreno de juego.

La bronquedad protagonista del encuentro en muchos periodos comenzó ya a hacerse hueco tras el primer cuarto de hora, pero algunas llegadas al área la hicieron más vistosa. Marco lo intentó desde fuera del área y el balón se perdió por encima de la portería de Pep López, y Nando puso a prueba a Paco Muñoz con una falta a media distancia en el minuto 33. Entre tanto, Alfonso se tuvo que retirar tras una dura entrada de Miranda que le obligará a estar un par de semanas en reposo. Entró Ricky para sustituirle, el joven de la Penya Blanc i Blava que salvó a los locales con su gol en el último suspiro ante el Calvià. Y no empezó mal, pero que sus espinillas fueran objetivo prioritario de las botas del equipo mallorquín le hizo diluirse con el paso de los minutos. Aún así, sus pases habilitaron en dos ocasiones a Jorge para aumentar la ventaja, pero el delantero no estuvo resolutivo. Protestas, duras entradas y fallos del asistente hicieron temer que los locales perdieran la atención y se toparan con un empate. Nando, en una contra ya en el descuento, puso un balón largo a Suso que éste controló para adentrarse en el área y batir a López de fuerte tiro. 2-0 y a pensar en la segunda vuelta.