L.Martínez|KAISERSLAUTERN
Italia y Estados Unidos afrontarán en Kaiserslautern un partido de «alto riesgo», que contará con elevadas medidas de seguridad y que resulta, en lo deportivo, agónico para el combinado estadounidense. La selección norteamericana que dirige Bruce Arena empezó con la decepción de una contundente derrota ante la República Checa (3-0) y sabe que de no ganar a Italia se puede ir a las primeras de cambio a la calle. Sería un duro golpe para un «soccer» que, tras un buen mundial 2002, daría un paso atrás en su deseo de afirmar su identidad y aumentar el seguimiento en los Estados Unidos. El combinado estadounidense se concentra en la base norteamericana de Ramstein, a una quincena de kilómetros y con 50.000 habitantes. En Italia todo es tranquilidad y confianza. Salvo complicaciones de última hora, jugará Zambrotta. El defensa juventino se unió el martes al grupo a pleno rendimiento, ha mostrado estar en mejor forma de lo esperado y siempre es uno de los fijos para Lippi.

La interrogante es saber en qué banda jugará: si en la izquierda, como hace con el Juventus, o en la derecha, como Lippi le utilizaba antes de la lesión. Italia desea asegurar cuanto antes su pase. Con él en el bolsillo y, dependiendo del resultado del República Checa-Ghana, podrá ver si tiene o no que jugarse ante los checos el liderato del Grupo en la última jornada. La primera plaza es considerada vital, pues el segundo se cruzaría en octavos con Brasil.