Luis Miguel Pascual|LISBOA
El español Marc Coma afronta a partir de hoy la reválida del título de ganador del rally Dakar logrado el año pasado en la categoría de motos, mientras en coches el equipo Volkswagen, con Carlos Sainz a la cabeza, asalta la hegemonía sempiterna de los Mitsubishi de Nani Roma, con la presencia en esta categoría del mallorquín Toni Manresa.

El doble campeón del mundo de rallys lidera un equipo reforzado con la llegada del finés Ari Vatanen, cuádruple vencedor del Dakar y ex rival de Sainz en el Mundial de velocidad.

Pero los dos expertos pilotos deberán afinar para derrocar el dominio abrumador que los Mitsubishi Montero han impuesto en los últimos seis años sobre el raid más importante del mundo, que tras tomar hoy la salida en Lisboa, llegará el próximo día 21 al Lago Rosa, tras recorrer casi 8.000 kilómetros, 4.309 de ellos cronometrados.

La salida lisboeta y el paso por España, con meta en Málaga, precederán a la llegada a Àfrica, con paso por Marruecos, Mauritania y Mali antes de la tradicional llegada al Lago Rosa.

Mitsubishi cuenta en sus filas con cuatro vencedores del Dakar, entre ellos el defensor del título, el ex esquiador francés Luc Alphand, que estará respaldado de los bicampeones Stéphane Peterhansel y Hiroshi Masuoka y por Nani Roma, que afronta su tercer rally en cuatro ruedas tras haber ganado la prueba en motos en 2004.

Todos ellos parten con opciones de victoria y cuentan además con un coche mejorado para la ocasión, con un habitáculo más amplio que facilitará el pilotaje en situaciones extremas, sobre todo para dar cabida a los 190 centímetros de Roma.

El catalán, tercero el año pasado y sexto en su primera presencia en la categoría de coches, tendrá una motivación suplementaria en el recuerdo de su copiloto de toda la vida, el francés Henri Magne, fallecido en junio pasado en el rally de Marruecos, y cuya imagen portan todos los vehículos de la escudería. Otro estilo y otra estrategia presenta Carlos Sainz, ganador de cuatro etapas el año pasado en su debut en el raid, en el que pagó cara su inexperiencia en el desierto, lo que le relegó a la undécima posición final.

Con un Volkswagen renovado e impulsado con diesel, el madrileño afronta la carrera con «humildad«, la palabra que más repite en los días previos al inicio, pero con la advertencia de que ha ganado en experiencia y que la victoria final es su único objetivo.