Julién se esfuerza en controlar un balón en el centro del campo ante la mirada de dos jugadores castellonenses. g Foto: IRENE G. RUIZ

La ley de Murphy dice que 'si algo puede salir mal, saldrá mal'. Algo parecido le ha ocurrido al Eivissa. Hace un par de semanas, había tranquilidad y buen rollo en el equipo, que ocupaba una cómoda posición en la tabla y era un serio aspirante al play off por el ascenso. Todo se torció en Orihuela, hace 15 días, con el 6-0. A partir de entonces se han sucedido los problemas, con la búsqueda de revulsivos, las primeras bajas de Manel e Isi y mucha tensión en el entorno. La pasada semana, ante el Espanyol B, se salvó un punto en el último minuto y se aplazó la crispación. Pero ayer, ante el Vilarreal B, se volvió a perder, también claramente, y ahora parece que le crecen los enanos al Eivissa. Elcacho seguirá de momento en el banquillo y hoy se espera la llegada de dos nuevos jugadores, pero hay aires de crisis en Can Misses.

El partido ante el Villarreal B tenía que ser un revulsivo para el equipo ibicenco, un punto de partida para recuperar la confianza en su juego. Fue todo lo contrario. Además, ayer se hizo más patente que nunca la necesidad de reforzar varias posiciones, empezando por la banda izquierda, donde Elcacho probó ayer sin demasiada suerte con Raúl Garrido, que ayer era también protagonista al enfrentarse a su hermano, Juan Carlos Garrido, que se estrenaba en el banquillo del conjunto castellonense. También queda claro que Matías Alonso, Julien y Diego Morena necesitan más socios en ataque para arreglar de esta forma la alarmante carencia de gol del conjunto ibicenco.

Así las cosas, no es extraño que el Villarreal B se hiciera pronto con el dominio del partido ante la impotencia local. El primer aviso llegó en el minuto 30. Germán perdió el balón en el centro del campo y el mallorquín Xisco Nadal, sin pensárselo dos veces y desde casi 30 metros, mandó un potente disparo que se estrelló en el larguero de la portería defendida por Manu. Fue el preludio del primer gol visitante diez minutos después. Fuster se marchó por velocidad y Manu se vio obligado a derribar dentro del área al jugador visitante. Penalti justo y, por suerte, el colegiado perdonó al meta la expulsión. El propio Fuster no falló en la transformación de la pena máxima y puso el 0-1 en el electrónico. Tocaba remontar en la segunda parte.

Tras la reanudación, sin embargo, no llegó la reacción. El conjunto de Elcacho intentó irse hacia arriba, pero seguía sin crear ni juego ni peligro. Nada. Sólo un remate desviado de Julien a la salida de un córner en el minuto 47. Pero empezó a dejar muchos huecos en defensa y eso, ante un equipo que vive del contragolpe, con jugadores de la técnica y velocidad de Montañés o Fuster, es firmar la defunción. Los dos jugadores lo certificaron en el minuto 61, con una jugada de tiralíneas que acabó en el 0-2 por mediación otra vez de David Fuster, sin duda uno de los mejores jugadores de la categoría. Con ese tanto se acabó el partido. El Eivissa, claro está, lo siguió intentando, más con el corazón que con la cabeza, y el Villarreal B tuvo aún un par de ocasiones a la contra, pero el marcador ya no se movió. No así los aficionados, que empezaron a desfilar buscando la salida del estadio bastante antes de que acabara el partido, de tal forma que cuando el colegiado Conejo Rodríguez señaló el final ya sólo quedaba la mitad del aforo. También, y teniendo en cuenta las caras largas en el palco, se presenta movida, muy movida, la semana.