Raúl Casañ se recupera de una entrada de un adversario. Foto: IRENE G. RUIZ

Rubén J. Palomo SANTA EULÀRIA

Como un auténtico vendaval pasó ayer la Peña Deportiva sobre un irreconocible Sabadell, en un encuentro que dejó sentenciado el conjunto de Luis Elcacho en la primera parte con dos goles de Adrián Ramos y con el primer tanto en Liga de David Gallo. Y todo ello jugando desde el minuto 20 con un futbolista menos por la rigurosa expulsión del capitán Nacho Villodre por agresión.

El encuentro tuvo un actor principal, el joven delantero ibicenco (de adopción) Adrián Ramos, que se erigió en el dios Eolo, ése que posee la facultad de barrer cualquier tipo de obstáculo con su potente soplido, para hacer desaparecer a su rival desde el inicio del choque.

Ramos, nuevo pichichi del equipo con cinco tantos, adelantó a los suyos en el minuto 3 en una jugada de pillo. Su compañero en la punta de ataque David Gallo dejó con el pecho un balón franco en el borde del área. Cazorla, central visitante, se anticipó en un primer momento a Adrián, pero en el tuya mía con su guardameta De Navas lo aprovechó el joven ariete para meter la puntita y remachar el primer tanto.

No sería el último de este estilo, en una aciaga tarde de la zaga del Sabadell. Los de Ramón Moya, que no se habían desperezado aún del frío y el viento insulares, intentaron llevar el peso del partido, pero se toparon con un bloque ordenado, solidario y especialmente agresivo en la presión. Quizá por este motivo Villodre vio el camino de los vestuarios de manera apresurada. El central madrileño soltó una patada tras un forcejeo con Mejía, que incluyó en su lucha un manotazo, y el trencilla, a instancias de su auxiliar, mandó a la calle al central de la Peña dejando indemne al del Sabadell (min. 20).

Poco le duró la conmoción al cuadro ibicenco. A los cinco minutos de la controvertida decisión, David Gallo se merendó la empanada que tenían los centrales catalanes y el portero para establecer el segundo gol con un suave toque por encima de De Navas. Gallo inauguró su cuenta realizadora con la Peña -ya era hora- y cuajó un excelente encuentro marcado por su entrega y su carácter sobre el césped.

Sentencia

Con un Sabadell contra las cuerdas y una Peña mejor ordenada, incluso con un jugador menos, llegó el gol de la sentencia, obra de Adrián Ramos de falta indirecta: un derechazo desde más de 20 metros que entró raso y ajustado al palo del portero, que de nuevo llegó tarde, mal y nunca a intentar blocar el cuero.

Con el 3-0 y el partido prácticamente finiquitado se llegó al descanso. Moya trató de recomponer a su equipo con las incorporaciones de Juvenal y Rodríguez, pero no obtuvo respuesta. El cuadro arlequinado, ayer verde esperanza (ironías del destino), no creó ni una sola ocasión de peligro en todo el partido. El auténtico dueño y señor del encuentro fue la Peña Deportiva, un equipo que ayer demostró que con coraje, intensidad y concentración se puede conseguir cualquier meta.

Desde la expulsión de Villodre, Fofi había asumido las funciones de lateral derecho, mientras que el propietario de esa posición, Manolo Aparicio, se unió a Neftalí en el centro de la defensa. Y fue un éxito. Ni una fisura, ni un error. Todos impecables en su tarea.

A los cuatro minutos de la reanudación, Ramos volvió a pasar a la acción. Recibió un balón aéreo en el área rival y su defensor, Mejía, el mismo de la trifulca con Villodre, lo agarró hasta darle una vuelta de 180 grados sobre su eje, toda una llave al más puro estilo Jet Lee. David Gallo, sobre excitado durante todo el partido, fue el encargado de establecer el 4-0 definitivo desde la pena máxima. De ahí hasta el final más de lo mismo. Orden y ayudas defensivas de los de Elcacho e intentonas sin éxito del Sabadell. Antes del pitido final Elcacho hizo debutar a Xabi, otro joven canterano. Y así, con un soplo de aire fresco, consiguió la Peña su primera goleada en Segunda B, y ante todo un histórico.