Adrián Ramos celebra con sus compañeros el tanto que suponía el empate definitivo ante el Dénia. Fotos: GERMÁN G. LAMA

Dicen que la fe es capaz de mover montañas. Ésto, en un sentido metafórico, claro está. Los hay que imploran a ese dogma para guiar sus vidas, como forma de explicar el mundo y, en ocasiones, utilizan la fe para justificar sus acciones. Apelando a cualquiera de estos significados, muchos encuentran en la creencia una forma de luchar contra las adversidades, y eso fue precisamente lo que hizo ayer la Peña Deportiva.

El conjunto de la Villa del Río era inferior a su rival, tanto física como técnicamente. El Dénia es un equipo con más musculo, experiencia y sentido de la táctica. Con una fortaleza defensiva envidiable y con una altura media de sus futbolistas que rondaba el 1'85 de altura, sin exagerar. El Dénia demostró en los primeros 45 minutos por qué es uno de los equipos que menos goles encaja del grupo. Sus centrales Mendoza y Viale, junto al pivote defensivo Juan Carlos, anularon a David Gallo y a Tino, los más adelantados del plantel deportivista. Las molestias físicas de Raúl Gómez, Nacho Jara o Adrián Ramos, unidas a las bajas de Casañ y Villodre precipitaron la titularidad de Berto y Borja, dos de los jugadores que menos minutos han tenido en lo que va de temporada.

Con estos alicientes era de prever que manejara el tempo del partido el bloque de La Marina Alta. En el primer minuto, Manolo avisó con un buen lanzamiento de falta que desvió Moro a córner. Se cumplía el cuarto de hora inicial cuando la Peña llegó por primera vez al área de Iván. Tino cayó a la banda izquierda, desde donde sacó un gran centro que cabeceó sin fuerza Gallo.

Poco después, Neftalí cometió uno de sus escasos errores en el partido al perder un balón con el equipo adelantado. Sérvulo, el benefactor, se marchó de Buti, quien lo trabó al borde del área. El árbitro perdonó al central la falta y su correspondiente amonestación. El extremo del Dénia repitió protagonismo en el minuto 25. Tras recortar a Fonsi, conectó un derechazo que salió lamiendo el poste de la meta local. Esa fue la última gran ocasión de la primera mitad.

La nota emotiva del encuentro llegó en el minuto 43 cuando saltó al terreno de juego el ibicenco Xicu Grimaldo en sustitución del lesionado Pablo. El ex de la Peña disfrutó de un gran recibimiento en su regreso a casa.

En lo puramente deportivo y hasta el asueto, la Peña trató de combinar y superar las líneas visitantes, pero jamás encontró el modo de abrir ese cerrojo.

De nuevo el Dénia saltó mejor posicionado al césped. Otra vez Sérvulo adquirió notoriedad con una buena internada que finalizó con una chilena del delantero Mesa, pero salió muy desviada. No era si no el preludio del tanto visitante.

Los goles

El otro extremo de los levantinos, Manolo, recogió un balón en la línea de fondo de la banda izquierda. Sin apenas oposición, ejecutó un recorte perfecto sobre Aparicio y engatilló un derechazo al poste contrario.

El encuentro se ponía muy cuesta arriba para los ibicencos. En ese instante, Luis Elcacho metió más mordiente ofensiva con Nacho Jara y Adrián Ramos. La apuesta fue la acertada. La Peña se adueñó del cuero y se lanzó decididamente al ataque. La zaga del Dénia seguía firme y la presión en las bandas era asfixiante. Pero los de Santa Eulària tenían fe en el gol. Buti mandó un balón al área, Gallo lo peinó habilitando para Adrián Ramos, quien superó por bajo a Iván estableciendo el empate. Corría el minuto 83 y el Dénia daba por buena la igualada, a pesar de sus protestas porque los ibicencos no había devuelto un balón en la jugada previa al gol.

El bloque de la Villa del Río continuó asediando las inmediaciones de Iván, pero faltaba frescura e ideas. En el tiempo añadido, Gallo tuvo la machada con un testarazo que salvó el portero rival tras una falta sacada por Ondina.

Para la Peña se trata de un punto positivo de cara al parón navideño. Los fichajes que anunciará la directiva a lo largo de esta semana aportarán experiencia y darán competitividad a una plantilla limitada y que ha sobrevivido a duras penas a este primer tramo de competición.