Este año, más que nunca, la montaña de deseos que todos pedimos para el nuevo año será una de las más altas que se recuerden. Si estas esperanzas y anhelos navideños se acumularan en algún lugar, está claro que para los de 2008 necesitarían una ampliación de espacio considerable. La crisis económica global que está afectando al bolsillo de la gran mayoría también ha dejado su particular dosis de crueldad en la SE Eivissa, que en estas fechas tiene muy claro su deseo para 2009: enterrar su crisis económica y deportiva.

El club de Can Misses partía el pasado verano como la segunda entidad con más presupuesto del grupo III de Segunda división B con cerca de 2.300.000 euros. Importantes inversores que veían en el Eivissa un atractivo y fructífero negocio habían prometido unas cantidades económicas que hacían viable el proyecto deportivo, basado en contrataciones tirando de talonario. La secretaría técnica incorporó a jugadores contrastados para tratar de alcanzar el objetivo fijado por el club rojillo: entrar en los play off de ascenso a Segunda división. Entre esos futbolistas se encontraban Àngel Sánchez, Raúl Rodríguez, De Pablos o Javi Moreno. Otros, como el canario Kirian, mejoraron sensiblemente su situación contractual ese mismo verano. Pero los inversores comenzaron a desaparecer, a esconderse debajo de las piedras para observar desde su cobijo el negro futuro económico. Y el dinero de las instituciones también se retrasaba, una vez más.

En los deportivo, Joan Francesc Ferrer, Rubi, no supo incentivar a una plantilla que ya estaba vislumbrando el panorama monetario del club y que se estaba dividiendo por aspectos extra deportivos. Los resultados no acompañaban y la incorporación de Quique Yagüe, además de significar el adiós de Javi Moreno, supuso la confirmación de que los problemas no se hallaban en el banquillo. Más leña al fuego.

Por medio, también, los truculentos asuntos de los finiquitos de Rubi, Kirian o el preparador físico Xavi Gil, así como la conversión del club en Sociedad Anónima, trámite que la gerencia del club había fijado en un primer momento a mediados de septiembre y que a día de hoy no tiene visos de fructificar.

En el mercado de invierno parece muy poco probable que lleguen refuerzos al club, incluso cabe la posibilidad de que algún futbolista abandone el barco rojillo, pero estamos en época de soñar. Con el equipo en puestos de descenso y la tesorería en números rojos, sólo un golpe de efecto o un milagro navideño permitirán a la entidad ibicenca variar su rumbo.