La Peña Deportiva despidió ayer la temporada de Segunda División B con un insulso empate a uno frente al Osasuna Promesas. El centrocampista asturiano Jonathan Ondina endulzó el trámite liguero con una obra maestra firma de la casa. Un libre directo lanzado con temple y calidad por uno de los futbolistas con mejor toque de balón de la categoría que no sirvió, sin embargo, para que su equipo dijera adiós con una victoria ante su afición.

Los de Cristóbal Parralo ofrecieron una muy buena imagen en los primeros 45 minutos. Sin jugadores como Guirado, Neftalí, Derek o Adrián Ramos -ausentes de la última convocatoria de la temporada- y sin la presión de los puntos, la Peña bajó el cuero al césped y se dispuso a tocarlo con criterio. La presión de los navarros era nula y facilitaba las transiciones de balón de los peñistas. El partido pasó a disputarse en la cancha visitante, aunque el dominio no se traducía en ocasiones claras de gol.

La primera llegó a los diez minutos en un córner que Buti cabeceó a las nubes. El plantel de Àngel Merino pareció despertar pasado el primer cuarto de hora, aunque fuera a través de la pizarra. Antxón tiró de estrategia en una falta lateral para servir un centro raso al balcón del área, donde aguardaba solo Rober Torres, que soltó un derechazo que pasó cerca del poste.

Fue un simple espejismo, ya que la iniciativa la llevaba el equipo de casa. En la jugada siguiente Gallo pudo adelantar a la Peña. El ariete vasco recogió un esférico en el vértice izquierdo del área pequeña y con todo a su favor estrelló el cuero contra las piernas del guardameta Zabal.

Y como de costumbre, Ondina seguía creando peligro a balón parado. Buti, en su vuelta a la titularidad, disfrutó de dos ocasiones desde fuera del área con sendas voleas que salieron desviadas.

La tónica del encuentro apenas varió en el ecuador del primer acto. La Peña parecía no tener complejos y hasta David Gallo, desafortunado casi todo el campeonato, se atrevía con regates y triangulaciones. Heredia, pegado siempre a la cal, protagonizó varias arrancadas eléctricas patentadas por el gaditano y en una de ellas apuró la línea de fondo y casi sin ángulo disparó a puerta. Entre el cancerbero y la zaga despejaron a córner y tras el lanzamiento Fofi probó con un lanzamiento en carrera desde demasiado lejos (min. 43). El partido tenía dueño, pero un dueño sin olfato de gol y demasiado inestable atrás, argumentos que le han costado la categoría y que ayer quedaron plasmados en el resultado final.

Obra de arte

La Peña comenzó el segundo periodo asestando un golpe letal a su enemigo, aunque tuvo que llegar en un golpe franco. La falta era más apropiada para un zurdo, de hecho Buti aguardaba al lanzamiento, pero Ondina barruntaba el desenlace y dibujaba en su mente la parábola perfecta que ejecutó con su guante derecho. El cuero superó la barrera y se alojó en el fondo de las mallas junto a la escuadra y todos respiraron aliviados. Como si el gol fuera la recompensa de una temporada agridulce. Como si por un instante todos los que quieren al equipo de la Villa del Río olvidasen el calvario que han vivido y que deberán afrontar la próxima temporada.

Pero el equipo volvió a pecar de los mismo defectos que le han condenado. Con el choque a su favor llegaron las prisas, las indecisiones y el Osasuna Promesas se desplegó en ataque. Torres puso en apuros a Moro con una falta lateral que se envenenó y que pudo suponer el empate (min. 60).

La Peña puso la réplica en las botas de Tino con un derechazo raso y cruzado que salió fuera. En el 72', los de Cristóbal elaboraron una buena transición que acabó en manos de Tino. El Valenciano ganó el carril izquierdo y sirvió para Gallo en el corazón del área, pero el '9' la mandó fuera.

Réplica

En esa acción estaba el 2-0. Pero la ley de Murphy también está para algo, pensaría el Osasuna. Cinco minutos después, con el canterano Toni Ramírez en el campo, Antxón se pegó el cuero a la bota. Se zafó de cuantos rivales le salieron al paso por el carril central y sirvió al espacio para el recién incorporado Manuel, que cruzó el balón ante la salida de Moro y marcó el 1-1. La estirada de Villodre sobre la línea de gol para despejar el esférico no convenció al colegiado ni al asistente, que se apresuraron al círculo central (min. 77).

Los últimos instantes fueron para el bloque navarro. La única novedad en el bando peñista fue la entrada del canterano Rubén, que tuvo sus primeros -y posiblemente últimos- minutos en el plantel de Cristóbal Parralo en Segunda B. El delantero del Osasuna Óscar Martín, abonado a incurrir en fuera de juego, las tuvo de todos los colores, pero Moro primero, y la cepa del poste después, evitaron la remontada.

El empate deja a la Peña en el penúltimo puesto con 34 puntos, uno menos que su eterno rival, el Eivissa.