Fernando Fernández

Jorge Lorenzo cuenta las horas para hacer oficial la gran duda que planea todavía sobre el paddock del Mundial de MotoGP. Yamaha y Ducati son las marcas que tendrán en sus filas al 99 más allá del final del curso en marcha. O lo que es lo mismo, el mallorquín se quedará con la fábrica que le dio la alternativa en la máxima categoría (Yamaha), con el hándicap de tener a Valentino Rossi como compañero (y rival) y la ventaja de conocer la M1 a su equipo al detalle, o bien optará por un cambio de aires hacia la factoría de Borgo Panigale, que busca un revulsivo -de la mano de Malrboro, su patrocinador principal- de cara a cubrirse las espaldas ante las dudas que genera el estado de salud de Stoner y, de paso, asegurarse al mejor piloto que ofrece el mercado. Eso sí, Ducati se guarda en la recámara a Dani Pedrosa, quien también estaría en los planes de Yamaha si Jorge opta por pilotar la Desmosedici a partir de 2010. La oferta económica planteada por el equipo que lidera Livio Suppo resulta mareante (se habla de entre 5 y 8 millones por año), mientras Yamaha es más comedida en ese aspecto (de 3'5 a 4).

Criterios

La parcela deportiva y personal van a ocupar los primeros lugares a la hora de plasmar su decisión, que hoy espera tener cerrada (el lunes 24 era la fecha límite fijada), y que Lorenzo quiere hacer pública durante el Gran Premio de Indianápolis, que se disputa el próximo fin de semana.

La determinación final, si es Yamaha o Ducati su destino final, es algo que exclusivamente está en manos de Jorge, que posee información y argumentos suficientes como para valorar qué es lo mejor para su carrera. Pese al órdago de los italianos, la seriedad, el compromiso y el conocimiento de Yamaha juegan a su favor. Jorge tiene la palabra.