El ibicenco Vicent remata a puerta el balón que supera al portero del Esporles y que significaría el segundo gol de la Peña. El partido finalizó 2-1. . FOTO: MARCO TORRES

Rubén J. Palomo

La Peña Deportiva logró ayer sus tres primeros puntos de la temporada a costa de un flojo Esporles que pudo, no obstante, dar un susto y sacar un botín milagroso de Santa Eulària. El equipo de Luis Rueda exhibió una gran pegada, pero acusó el cansancio de la pretemporada y se vio perjudicado por el pésimo arbitraje del debutante Valverde Martínez. La primera media hora del bloque ibicenco invita a soñar, si bien el engranaje de la maquinaria peñista necesita reposo y ajustes obligados en todas sus líneas.

El choque comenzó con sorpresas. El Esporles saltó al césped con un planteamiento arriesgadísimo que supo aprovechar de forma precoz la ilusionante delantera local. La defensa mallorquina inició el duelo tan adelantada que casi rompía el fuera de juego con la línea medular. A los siete minutos Carlos López cogió el cuero en su campo y se marchó por velocidad de toda la zaga. Antes de encarar al guardameta vio sólo a su compañero Raúl Salas y le cedió el balón para que inaugurara el marcador.

El tanto espoleó a la Peña, que se fue decidida a machacar a su rival. El ex jugador de Eivissa y Palamós quería estrenar su cuenta goleadora y poco después del 1-0 envió un balón al poste. Eran los mejores minutos de una plantilla hecha para estar arriba, pero que necesitará más rodaje para demostrarlo.

El Esporles seguía atemorizado pese a su valiente sistema de juego porque la fragilidad de su defensa estaba poniendo en bandeja el segundo de la tarde. No era capaz de crear peligro y sólo se acercaba a la meta de Moro a balón parado.

El bloque de Luis Rueda manejaba el juego y hombres como Carlos López o Nacho del Moral dejaban detalles de calidad, coincidiendo ambos en una punta de velocidad endiablada. Era el momento idóneo para poner tierra de por medio. Raúl Salas, otro de los jugadores más destacados de su equipo, le robó la cartera a uno de los centrales y habilitó con un excelente pase a Vicent para encarar al cancerbero. Al canterano y ex rojillo no le tembló el pulso y subió el segundo al marcador con un toque sutil por encima de Xavi (min. 25). Cinco minutos después el árbitro, insoportable con su facilidad para echarse el pito a la boca, anuló un tanto legal (y precioso) a Salas por un presunto fuera de juego.

Relajación

Y hasta ahí el partido y el juego brillante de la Peña. La teoría y lo presenciado hasta ese minuto hacía pensar en una goleada de escándalo. Pero nada más lejos de la realidad. El equipo se relajó y dio un paso atrás. Su rival tampoco hizo méritos para marcharse al descanso con un gol en su cuenta, pero la Peña estaba atascada tratando de dormir el partido. Así se llegó al descanso.

La impresión de los primeros 45 minutos había sido casi sobresaliente, pero los últimos instantes habían arrojado dudas de cara al segundo periodo. En la reanudación la peña volvió a hacerse con los mandos del partido. Gracias a un doble pivote cargado de músculo con Youssouf y de rigor con Branconi el equipo de Rueda mantuvo el cuero en su posesión. Hasta que se le agotó la gasolina.

Evidente cansancio

La Peña comenzó entonces a acusar el cansancio de la pretemporada y el ritmo decayó. Fofi y Branconi, sin embargo, se empeñaron en dejar dos nuevas perlas en dos excelentes jugadas que acabaron sin consecuencias. En el minuto 67 el colegiado volvió a pecar y pitó una falta en el costado derecho del ataque mallorquín que sólo vio él. El central Flexas ejecutó sin aparente peligro, pero el balón se coló al fondo de las mallas sin que nadie lo tocara y ante la mirada atónita de Moro.

El Esporles se había metido en el partido faltando más de 20 minutos. Los mallorquines se estaban creciendo ate un rival fulminado pero con mucha pegada. En los últimos diez minutos la Peña tuvo tres ocasiones para sentenciar, pero el gol tranquilizador no llegó. Afortunadamente, el Esporles tampoco apretó y la Peña se adjudicó el primer choque de liga. El equipo de Luis Rueda ilusiona y tiene mimbres para hacer un gran campeonato, pero aún falta para ver su mejor versión.