Víctor King Canseco está de enhorabuena. El yudoca del Club Sant Jordi se colgó la medalla de bronce en el Campeonato de Europa sub 23, que concluyó ayer tras iniciarse el pasado miércoles en Antalya (Turquía). El pitiuso finalizó en la tercera posición dentro del peso de más de 100 kilogramos, en la que se proclamó campeón el ruso Soslan Dzhanaev.

El ibicenco afrontó la última cita de la temporada sin estar al cien por cien. Tocado de la espalda y el hombro, lesión que se produjo en el Torneo Internacional de Suecia de categoría absoluta -acabó en quinta posición en esta cita-, Víctor Canseco tuvo que exprimirse al máximo para conseguir todo un hito: entrar en el podio de la cita continental.

El vigente campeón de España sub 23 y subcampeón absoluto tuvo que afrontar un inicio de competición complicadísimo. Para empezar, se tuvo que ver las caras con el anfitrión: Mustafa Akpinar. No era precisamente el rival más deseado, pero al yudoca pitiuso no le pudo la presión de actuar en el infierno turco y eliminó a su rival a falta de 3.54 para el final del combate. Ippon y a segunda ronda, donde le esperaba el ucraniano Stanislav Bondarenko.

Entonces comenzaron los problemas. Y es que a la inmensa calidad de su adversario se unió un fuerte dolor de espalda. El combate estuvo tan igualado que se decidió por penalizaciones. Las tres del ibicenco, equivalentes a un waza-ari, por las dos del ucraniano, traducidas en yuko, dieron por perdedor al español, que emprendió el camino a la repesca.

La repesca

Canseco no quería pasar de puntillas por el torneo que había estado esperando todo el año. Así pues, se puso el mono de trabajo para liquidar plácidamente al estonio Jaan Angerjarv con un ippon a falta de 3.59.

Sólo le separaba entonces de la preciada medalla de bronce una pelea, en la que esperaba Mitja Jenus. No era precisamente una buena noticia. No en vano, las dos veces que se habían llegado a enfrentar se saldaron con triunfo para el esloveno.

Esta vez, el guión iba a cambiar, aunque no lo pareciera al principio, cuando Jenus se apuntó un yuko. Luego llegaron las penalizaciones, con tres por bando. Una más supondría el final del combate y el esloveno se la ganó por pasividad ante la superioridad rival, adjudicándose Canseco el triunfo por ippon. King levantó el puño en señal de victoria y se fundió en un abrazo con el seleccionador para, finalmente, convertirse en un mar de lágrimas, lágrimas de alegría, lágrimas de bronce.