Las Pitiüses se tiñen de rojo y amarillo. Ante la disputa de la gran final del Campeonato del Mundo de Sudáfrica 2010, Eivissa y Formentera se han volcado completamente con la selección española. Por todas partes, allá donde se mire, todo son muestras de apoyo a La Roja. En bares, automóviles, comercios, vehículos o edificios ondean banderas españolas, en una explosión de patriotismo pocas veces vista con anterioridad.
Nadie se quiere perder la fiesta. Hay habilitadas cinco pantallas gigantes en distintos municipios de las Islas y los bares y restaurantes se frotan las manos con la caja prevista para esta noche. También se han disparado las ventas de camisetas de la selección. Ayer por la tarde, en algunos centros comerciales de una conocida cadena de supermercados, era casi imposible conseguir las elásticas que se han puesto a la venta desde el inicio del Mundial.
La fiebre por La Roja llegará a su punto culminante esta tarde, mucho antes de que el balón se ponga a rodar en Johannesburgo. Todo el país estará atento a la pequeña pantalla para presenciar una final histórica. Hoy más que nunca, Eivissa será el jugador número 12.