El campo de fútbol de Santa Eulària es la vergüenza de las Pitiüses, una auténtica pesadilla para los músculos y articulaciones de los futbolistas. El principal referente del deporte rey en nuestras islas, la Peña Deportiva, está sufriendo durante las últimas temporadas, y esta especialmente, el deterioro progresivo de un césped sintético demoledor. Quien más tiene que sufrirlo es el primer equipo de la Peña, que entrena cuatro días y dirime sus compromisos ligueros sobre este 'cemento verde' obsoleto y peligroso. Luis Rueda ha dejado caer en multitud de ocasiones que gran parte de las lesiones que ha sufrido la plantilla tienen como denominador común el campo municipal. Un elevado número de nombres componen la lista de víctimas de este santuario del sufrimiento físico. La moqueta industrial de la Villa del Río acusa tal deterioro que una simple caída puede resultar letal para muslos y glúteos. Ningún futbolista de la Peña ha escapado a este silencioso verdugo. Muchos tienen que aguantar sobre el césped para no dejar a su equipo en inferioridad. Algunos, como Edu Moral, lo sufren en silencio. El delantero de Arenal no entrenó ayer para dar descanso a sus 'isquios'. Otros como Maxi, Bazán o Casañ acabaron pagando el sacrificio el pasado domingo. Roturas, sobrecargas, elongaciones, torceduras... Un sinfín de lesiones evitables. «El campo nos está matando», dijo el domingo Diego Romero. Y no es el único campo del municipio que necesita evolucionar. Santa Gertrudis, por no tener, no tiene ni césped. Penoso.