El brasileño Leo Feitoza posa en la Avenida de España. | Marco Torres

Leandro do Nascimento Feitoza (Brasil, 12-06-1980), la referencia del Space Gasifred, confía en que el rumbo del equipo cambie en la segunda vuelta después de haber conseguido salir de la zona de descenso por primera vez en toda la temporada. El brasileño señala que la palabra derrota ya no existe en su diccionario, menos aún en una semana clave como la actual, con dos partidos ante rivales directos por la salvación. Además, expuso su versión sobre la trifulca que tuvo en Ceuta y que le supuso un botellazo del jugador Moha.

-Lo primero, victoria en Ceuta. Ya tocaba.
-Sí, todos los partidos ahora son importantes. Es hora de cambiar esto y levantar la cabeza. Tenemos que confiar en nosotros y ganar partidos, porque tenemos equipo para eso. Igual en la primera vuelta no tuvimos suerte, pero para tener suerte hay que tener fe. Antes tirábamos el balón fuera o al palo, o hacíamos internacional al portero. Ahora eso va cambiando.

-¿Cuál es su punto de vista sobre ese rifirrafe con el entrenador ceutí durante la jornada pasada?
-No es lo que se dice. Ellos exponen su versión. Encima de que perdieron no van a decir que la culpa es suya. En una jugada por banda, me hicieron falta con un empujón y, como la pista es de parqué, resbalé y derribé al entrenador por eso. ¿Cómo le voy a hacer una entrada a un entrenador que está fuera de la pista? Se levantó el banquillo, en contra mía, y uno me tiró una botella en la cara. Estaba caliente y me apartaron. Quería saber quién había sido. Pedí explicaciones y se lió. Se le fue la olla a uno. No había vivido eso en mi vida.

-Lo importante es que el triunfo supone salir del descenso.
-Sí, ya era hora de dar la vuelta a la tortilla. Espero que la suerte nos acompañe en la segunda vuelta.

-Semana clave: Jaén y Tobarra. Rivales más directos que estos no hay.
-Sí, ahora pasamos por un tramo en el que hay que ganar. El hecho de jugar fuera ya es complicado, así que imagina cómo será ante equipos que también necesitan los puntos para salir de abajo. Tiene su morbo. Tendremos que estar concentrados.

-¿Hay algo que te preocupe de estos adversarios?
-Me tengo que preocupar más por nosotros. Seguimos teniendo algunos pequeños despistes de defensa y colocación. Si estamos concentrados y aprovechamos las ocasiones que tengamos en cada partido, no habrá que preocuparse por el rival.

-Esta semana, ganar os da un gran respiro, pero perder os mete en el hoyo.
-Después de todo lo que ha pasado y de haber salido de la zona de descenso, ahora nos miramos con otra cara, con una de mayor confianza. Confío más en mi defensa y en todo. No creo que se dé el caso de que volvamos esta semana con dos derrotas. Firmaría un empate y una victoria.

-¿La palabra derrota no existe en su diccionario?
-Esta semana, y para lo que queda de temporada, no. Tenemos que pensar siempre en positivo. Ya fue demasiado negativa la primera vuelta y se tiene que quedar ahí. Personalmente, la palabra derrota no existe en mi diccionario.

-¿Qué puntuación le daría al Gasifred en la primera vuelta?
-No más de un seis. El equipo ha ido de menos a más y tuvo sus altibajos. Quizás estoy dándole ya más de lo que debería. Es normal que con jugadores nuevos cueste arrancar, pero plantilla y material hay para trabajar. Poco a poco se van viendo los resultados. Ahora es nuestro momento en esta segunda vuelta. Llevamos tiempo jugando juntos y es hora de que empecemos a funcionar.

-Una baja y, tal vez, podrían haber más. ¿Cree que el equipo necesita refuerzos?
-Eso es cosa del míster y del club. Ellos son los sabedores de lo que hace falta.

-A usted seguro que no le dan de baja, porque vaya temporadón está firmando, con 13 goles incluidos.
-Mi objetivo no es ser el goleador, pero voy a aportar todo lo que pueda. Yo tengo gol, pero no soy de los que acaban con 60 tantos por temporada. Cuando uno tiene algo bueno, debe explotarlo al máximo, y lo mío es sacrificarme en ataque y defensa. Si me salen las cosas y tengo la suerte de marcar, bienvenido sea, pero lo importante es acabar con los tres puntos e irse a casa feliz.