En esta imagen, Ruano muestra orgullosa la medalla de bronce del Mundial de Lisboa en 2001. | Efe

El sueño deportivo de una de las mejores ciclistas españolas de todos los tiempos, la salmantina María Teodora Adoración, 'Dori', Ruano (11-01-1969), sigue teniendo mucho que ver con el deporte. La exolímpica, que aterriza hoy por primera vez en Eivissa como invitada de lujo a la X Vuelta Cicloturista que tendrá lugar mañana y pasado, dirige con éxito la Escuela Ciclista Dori Ruano de Salamanca en cuyas filas ya despuntan varias promesas del ciclismo nacional. Dori, que conquistó como profesional un Mundial en pista y actuó en tres Juegos Olímpicos, mantiene esas mismas expectativas con sus alumnos.

-¿Cómo le ha surgido venir a la Vuelta?
-Me invitaron hace años cuando terminé mi carrera deportiva, para ir a la Vuelta en BTT. No pude y me quedé con las ganas. Siempre me gusta conocer sitios y cuando, en la Vuelta a España, me dijeron si me apetecía venir, apunté las fechas en mi agenda para tener libres esos días.

-¿Qué espera de esta actividad cicloturista?
-Mi forma física no es muy buena porque hago medias maratones y bicicleta de montaña. La de carretera no la tengo muy entrenada, pero lo fundamental es estar con la gente y el carácter social que tienen estas pruebas. Es lo que más me gusta, ahora lo importante es estar con la gente.

-Seguro que ya le han comentado cómo es el recorrido y la belleza de la Isla.
-Sí, y no pensamos que sea fácil. Es durilla, tiene repechos... Y luego también me han dicho que es una pasada; no sólo la marcha cicloturista, sino las actividades que se hacen y el buen ambiente que hay. Va mucha gente conocida de mi época y me ha hecho ilusión saber qué invitados van. Sobretodo Óscar Mauleón, con el que coincidí bastante como profesional y al que no veo desde 1998.

-¿Qué es lo que más echa de menos de su etapa como profesional?
-Al principio los éxitos y los grandes resultado. Pero sobretodo el ambiente tan sano que vives en el ciclismo, el día a día. Te das cuenta que aunque sufres, no tienes que preocuparte de nada salvo de dar pedales; te hacen la comida, te dan masajes... Ahora que me dedico a la Escuela les digo a mis alumnos que aprovechen, que esta es la mejor vida que hay aunque sufran tres o cuatro horas al día.

-¿Y lo que menos?
-Precisamente eso. Yo vivo en Salamanca y el clima es muy extremo. Si ahora me tocase salir en invierno a entrenar no sé cómo lo haría. Me costaría muchísimo y eso lo recuerdo de forma negativa.

-¿Cuál es el premio que guarda con más cariño?
-Tengo bastantes, pero los que más me marcaron fue mi primer Campeonato de España, en 1995, en el que me caí y me tuvieron que dar puntos, pero que conseguí ganar. Fue algo increíble que no creo que repitiera. Y también el Mundial de 1998, porque siempre había creído que ganaría algo importante y, hasta ese momento, no lo había conseguido. Cuando se cumplió no sabía si era un sueño o era realidad.

-¿Cuál es el puerto de montaña más exigente que ha ascendido?
-El más duro, el Col du Galibier, pero en el Alpe d'Huez (ambos en los Alpes franceses) es donde más he sufrido por cómo estaba de forma y porque tenía muchas ilusiones puestas en aquél Tour de Francia.

-¿Cómo se lleva eso de ser directora de una Escuela ciclista en su ciudad natal?
-Es muy gratificante poder ayudar a los más jóvenes. De los 12 o 14 chavales que han competido en los Campeonatos de España de ciclismo, hemos logrado cerca de 10 medallas. Para mí es algo muy reconfortante, te sientes realizada y es lo que hace que no eche de menos mi etapa deportiva. Me siento partícipe de ello y es algo muy bonito.

-¿Cuál es su principal sueño ahora como entrenadora?
-Tengo un par de niñas muy buenas y me dicen que ójala podamos ir juntas a unas Olimpiadas; para mí es un sueño. También que algún niño llegue a ir a una Vuelta o a un Tour de Francia.