Julio, el veterano centrocampista del Portmany, no encajó bien la decisión de Vicente Fernández de no darle minutos en el partido contra el Formentera. Nada más marcar los visitantes el 0-3, el jugador supo que no saldría a jugar. Su respuesta fue golpear violentamente un balón y marcharse al vestuario. Eso sí, una vez templados los nervios, se fundió en un abrazo con el míster y ahí quedó la cosa. El técnico comentó lo siguiente al respecto: «Quiere jugar siempre, pero el campo no estaba para él, que salía de una lesión. Me dijo que estaba triste, pero dará muchos minutos buenos al Portmany».