Romero, a la izquierda, recibe una placa de manos de Bernat Bonet, presidente del San Rafael, antes del partido del domingo.

José Romero (Antequera, Málaga, 28-2-1954) ha dicho basta. Tras más de 30 años ligado al mundo del fútbol, ‘El Huevero’ –se le quedó este apodo tras haber vendido huevos durante dos meses a principios de los 80– ha decidido poner fin a su relación con el mundo deportivo. Físicamente está «cansado». «Tengo que operarme las rodillas y no puedo apenas ni andar ya», explicó.

Romero ha sido durante las tres últimas temporadas el delegado del San Rafael de Tercera División, una etapa que recordará con cariño porque «todos se han portado muy bien» con él. También ejerció este cargo cuando el conjunto ‘blue’ ascendió con Pepe Arabí como entrenador. Incluso en la extinta SE Eivissa hizo de delegado un par de años. Pero la verdadera fama de ‘El huevero’ viene de antes, cuando fue árbitro y delegado insular del Comité de Árbitros. Mil y una anécdotas ya han quedado atrás, experiencias que a todos sorprenden y que siempre recordará.

Para el recuerdo

Desde los 28 hasta los 43 años arbitró en las distintas categorías insulares, cientos de partidos en los que destaca uno por encima del resto. En Fútbol Laboral, que es como ahora se conoce a la Regional sénior, se marchó en mitad de un partido atravesando el campo con la furgoneta. «No fue porque los jugadores tuvieran algo contra mí. Jugaban la Cultural Balanzat y la Peña Bética en Sant Miquel. Cada vez que se iba el balón fuera, caía en pleno campo. Los jugadores empezaron a discutir y a tirar el balón lejos a cosa hecha. Cuando vino la Guardia Civil, dije ‘ésta es la mía’. Llamé a los capitanes, me quité el silbato y allí los dejé con sus discusiones», recuerda Romero.

Otra curiosa vivencia la tuvo en Formentera, en un partido de alevines. «Por entones era el delegado arbitral, pero el árbitro se puso malo y le sustituí para que no se suspendiera el partido. Llegó un momento que los niños se sentaban en el campo y no querían jugar. Me metí en la caseta para suspenderlo y me tiraron piedras. Cuando llegó la Guardia Civil, me escoltó hasta la barca. Luego, dijeron en Formentera que las piedras las había llevado yo de Eivissa», comentó con asombro.

Éstas y otras anécdotas forman parte ya de la historia de José Romero, el hombre que trajo a Eivissa a López Nieto, cuando era colegiado internacional en activo, para una conferencia y que también formó a Torres Clapés, el primer árbitro ibicenco en llegar a Segunda División B. ‘El huevero’, un ‘mito’ del fútbol insular, dice adiós, pero el deporte rey, al menos en la Isla, no le olvidará.