Antonio Vázquez (d) celebra junto a sus compañeros Hidalgo y Menéndez la medalla de oro lograda en Barcelona ‘92.

Después de protagonizar innumerables entrevistas y reportajes para distintos medios de comunicación de media España, las grandes gestas pasan a ocupar espacio en cajones y estantes en todo tipo de formatos. Pero cuando se trata de un oro olímpico alcanzado en tu propio país, la huella que queda en la memoria de cualquier deportista permanece imborrable.

Antonio Vázquez Megido (Asturias, 1961) mantiene perenne el recuerdo de su mayor triunfo deportivo dos décadas después de tocar el cielo con España en unas Olimpiadas. Fue un 4 de agosto de 1992 en los Juegos de Barcelona, formando parte del equipo nacional de tiro con arco (junto a Alfonso Menéndez y Juan Carlos Holgado), cuando ibicenco de adopción –ha trabajado en la Isla 14 años entre 1998 y 2012– conquistó la medalla de oro tras batir en la final, en el último lanzamiento, a la selección de Finlandia (238-236).

«Fue el momento más bonito de mi carrera; cuando tiré la última flecha miré hacia atrás a Alfonso y me hizo un gesto con el puño diciendo que habíamos ganado. Jugábamos en casa y para muchos era una presión añadida, pero para mi fue al revés; una motivación extra. Lo tengo aún fresco en la memoria, está muy vivo el recuerdo», asegura Vázquez, que en aquel entonces trabajaba en un centro comercial de Asturias, pero que puede presumir de ser uno de los pocos deportistas españoles en haber participado en cuatro Olimpiadas (Moscú ’80, Seúl ’88, Barcelona ’92 y Atlanta ’96).

Seguir los actuales Juegos de Londres supone para el exarquero de 51 años un emotivo viaje a los años más laureados de su carrera. «Ver los reportajes siempre te evoca aquel momento, que fue histórico. Aún se me pone la piel de gallina cuando lo veo», apunta.

Pero la gloria es muy difícil de retener en el tiempo. «El año siguiente estábamos en una nube, pero cuando quisimos volver a retomar la competición hubo problemas, cambios de entrenadores... Había mucha responsabilidad y, después del Mundial de Indonesia en 1995, donde las cosas no fueron bien, hubo un bajón en el tiro con arco», recuerda Vázquez, que se trasladó a la Isla pocos años después en busca de un futuro laboral por mediación de un amigo.

Trabajaba desde entonces en una empresa de rotulación y no dejó de competir, para el club s’Arc de Eivissa, hasta el pasado mes de octubre. Hace casi un año decidió colgar el arco y las flechas y, recientemente, ha trasladado su residencia a Barcelona. Seccionó así la prolongación de su cuerpo más valiosa en términos deportivos.

La retirada

«Después de 35 años tirando era el momento de desconectar. Ahora me dedico a hacer cosas que no hacía, como tirarme en parapente, hacer mountain bike, correr... En julio hice solo el Camino de Santiago desde Barcelona en bicicleta. Fue un reto recorrer en solitario 1.250 kilómetros». Desde luego, lo suyo ha sido siempre afrontar desafíos. La mayoría, plagados de éxitos.

Desde la Ciudad Condal, el arquero español más laureado de todos los tiempos contempla con devoción la cuna de talentos que mece Eivissa. Confía en la progresión de tiradores como Dani Morillo o Magali Foulón y, aunque ha desconectado completamente del tiro con arco, no descarta seguir ayudando a las futuras generaciones para tratar de repetir un éxito como el que él obtuvo hace ya dos décadas.