Lancel del partido entre la Peña y el Sóller.

La cohesión de un grupo suele reportar éxitos cuando los cimientos son sólidos y el objetivo común. La Peña Deportiva ha sabido captar a la perfección la filosofía de su técnico, Mario Ormaechea, y funciona como una máquina perfectamente engrasada. Sin fisuras.

El deporte no es una ciencia exacta, pero los precedentes esta temporada invitaban al optimismo antes del partido frente al Sóller mallorquín, líder hasta ayer del campeonato balear. El plantel de Santa Eulària busca por la vía rápida la victoria en sus encuentros y acaba encontrando el premio por simple cabezonería, como la que caracteriza al capitán del barco peñista.

Con estos mimbres y a pesar de las numerosas adversidades que ha encontrado por el camino el grupo de la Villa del Río, el liderato parecía cuestión de tiempo. Ayer la Peña dio otro golpe de autoridad aplastando sobre el césped a un Sóller que regresó a casa de vacío, pero con la sensación de aquél al que perdonan la vida.

Resulta extraño creer que el colectivo de Santa Eulària pudo incluso empatar si no es por los reflejos de su guardameta Javi Seral. Que solo se impuso merced al zapatazo de José Luis. Un gol precioso, por cierto. Pero sí, así de caprichoso es el fútbol. Nadie se habría marchado ayer sorprendido del Municipal si el marcador hubiera reflejado lo que ocurrió sobre el césped; es decir, un 5-0 ó un 7-1, por poner dos ejemplos.

Partidazo

Con la novedad de Youssouf en el centro del campo y unos condicionantes poco alentadores –Ormaechea presentaba ayer ocho bajas– arrancó el partido. Lo hizo con una primera llegada de José Luis por banda derecha cuyo centro remató a las nubes Iván Aledda. A los 10 minutos, Pando pudo adelantar a su equipo, pero el testarazo salió sin fuerza y a las manos de Alfredo.

El guión de la primera parte fue tosco, excesivamente duro. Golpes e interrupciones constantes impidieron a la Peña organizar con criterio sus ataques. Pero la iniciativa era clara y unidireccional. Solo la Peña buscaba el gol.

Un fallo en la cesión al portero de Campins y un cabezazo de Pomar que despejó el meta fueron las ocasiones más claras del conjunto local antes de que José Luis firmara el gol de la victoria.

El ibicenco impartió justicia con un latigazo imparable desde el costado izquierdo, a pierna cambiada, que se alojó en la escuadra derecha de la portería de Alfredo (min. 41). Un tanto sensacional desde 25 metros que servía para ajusticiar a un Sóller inoperante en ataque.

La segunda mitad fue un torbellino de oportunidades. La inmensa mayoría para el conjunto local, que perdonó hasta en ocho ocasiones la vida a su rival para haber sentenciado el choque. Da Silva, primero, y Piquero, un minuto después, no supieron aprovechar sendos regalos de Miquel Ramón y Alfredo. El primer cuarto de hora tras la reanudación fue un monólogo, pero el Sóller acabó saliendo de la cueva. En el 65’, Javi Seral evitó el 1-1 con una mano antológica para sacar un cabezazo a bocajarro de Jandro.

El partido entró en una fase de descontrol; en un ‘correcalles’ demasiado peligroso al que la Peña puso fin en apenas cinco minutos. Entonces, llegó un aluvión de opciones clarísimas para sonrojar a su rival. Da Silva, hasta en tres ocasiones, José Luis y Aitor las tuvieron de todos los colores. Incluso Piquero en el 87’ con un remate al palo. No hubo manera. Seral, minutos antes, dejó el liderato en Santa Eulària con otra intervención crucial en un despiste de la zaga.