Iñaki, presionado por Diego Romero, pasa el balón a un compañero.

Gladiator no es sólo una película, sino también un partido de fútbol. El derbi entre el Formentera y el Atlético Isleño fue un fiel reflejo de una batalla entre colosos, en el que el físico imperó por encima de los destellos técnicos. La brega fue la tónica dominante de un duelo muy poco vistoso, sin apenas ocasiones de gol y sin tantos que subieran al marcador. El ‘cerocerismo’ se mantuvo desde el pitido inicial en un Municipal de Sant Francesc en el que el espectáculo lo puso la grada, animosa como siempre y entregada a un cuadro rojillo que no tuvo precisamente su mejor tarde.

Los pupilos de Luis Elcacho se toparon con la mejor versión del Atlético Isleño, la que muestra cada vez que juega lejos de Can Misses. Los de Vila dieron todo un ejemplo de sacrificio defensivo y anularon por completo a un cuadro formenterense sin ideas en la elaboración, debido, en buena parte, al gran trabajo en el centro del campo de los visitantes.

Iñaki, que salió sorprendentemente de inicio, y Galera maniataron al Formentera, al que no le quedó más remedio que abusar del balón en largo conforme pasaban los minutos. Eso sí, hubo algún que otro valiente dispuesto a hacer la guerra por su cuenta y que casi se salió con la suya, como Winde, que a los nueve minutos se marcó una bonita jugada personal que murió en manos de Ángel, atento en la salida.

La réplica la dio Paolo con un disparo escorado a las manos de Marcos. Fue una ocasión de escaso peligro, pero de lo poco destacable en esta primera mitad, que se fue apagando paulatinamente entre balonazos y disputas físicas.

Sólo se vio una ocasión más de gol en todo el primer tiempo. Adrian, en una falta lateral, estuvo a punto de sorprender a Ángel. El balón se paseó por el área sin encontrar rematador y no se alojó directamente en las mallas porque el portero del Isleño no lo quiso.

La segunda mitad siguió por los mismos derroteros. Pelotazo va, pelotazo viene. En el campo no había nadie capaz de bajar el esférico al césped. Los técnicos, visto lo visto, no tardaron en buscar soluciones. Elcacho dio entrada a Larra por José Carlos, pasando Óscar al lateral. Por su parte, Asensio metió a Franco por Iñaki, retrasando así a Tomás a la medular y ganando en envergadura.

Sin novedades

Pero nada cambió sobre el terreno de juego y el míster local echó el resto dando entrada a sus armas ofensivas del banquillo: Arimany y Sergi Moreno. Precisamente este último rozó el 1-0 a los 81 minutos en un disparo cruzado desde el interior del área que Ángel despejó con los pies. Previamente, Winde había lanzado a las nubes en una acción similar.

Los últimos minutos fueron los del empuje, con un Formentera que tomó algo más de riesgos en busca de los tres puntos. Pero su inconformismo estuvo a punto de pasarle factura en el tiempo de prolongación, cuando Franco no remató por centímetros una falta botada desde el centro del campo y tras la que se había quedado completamente solo.

Fue la última llegada de un duelo entre dos gladiadores que no hincaron la rodilla para mantener activas sus correspondientes rachas. El Formentera ya encadena 12 jornadas consecutivas sin perder y el Isleño desconoce la derrota a domicilio. Con estos datos sobre la mano, la ‘x’ era el signo lógico... y el que se cumplió. La vida, por tanto, sigue igual para ambos. Rachas activas