Sin goles no hay paraíso y ésta fue la condena que sufrió un Isleño muy superior en juego al Campos, pero romo en ataque. La falta de puntería, unas veces, y la precipitación, en otras, a la hora de materializar las ocasiones de las que dispuso el conjunto local le dejó sin premio. Esto y la estrategia, que sí le valió al Campos para batir a Ángel en las dos únicas acciones en las que remató entre los tres palos.

Los visitantes jugaron en inferioridad numérica desde el minuto 7 de partido después de qué Vidal fuera expulsado por una entrada violenta en innecesaria sobre Toni Ramírez. A partir de ese momento, renunciaron a la pelota y al juego.