El carrilero zurdo Carlos Vega y el extremo Ramiro libraron una bonita batalla junto a la cal. | (c) Sergio G. Canizares

La magia del fútbol se apoderó ayer del octavo derbi pitiuso del curso en Tercera División entre la Peña Deportiva, líder del campeonato, y el Atlético Isleño. Tal y como vaticinaba el mediático Mario Ormaechea en la previa, solo un bajón de intensidad y concentración de los suyos podía empañar la inmaculada trayectoria del primer clasificado.

Sucedió algo parecido en un encuentro que tuvo dos caras. Que se tornó trepidante tras el descanso tras un 2-0 inicial. Que remontó el grupo de David Torres en tres acciones aisladas; y que acabó nivelando el pichichi Piquero a 10 del final. Tras los dos tantos de ayer, el ariete cántabro acumula 20 en su cuenta realizadora.

Tampoco faltó la polémica en un derbi en el que el colegiado Candel Cabrera asumió más dosis de protagonismo de la deseada. Su actuación, estridente por momentos, acabó desquiciando a ambos equipos. Más si cabe al visitante, que terminó el choque con un hombre menos tras la expulsión de Galera y sin técnicos en el banquillo después de que Ibón Begoña, el segundo de a bordo, fuera doblemente sancionado por protestar.

Saltó la Peña al encuentro con su chispa habitual. Amedrentó a su oponente y gozó de hasta cuatro ocasiones de claro peligro en los 10 primeros minutos de partido. Piquero y Rubén Martínez pudieron abrir la lata en una doble oportunidad ante la pasividad de la zaga azulona. Desde la esquina, Ramiro inició su repertorio de pases medidos que, en la mayoría de ocasiones, no hallaron rematador.