A la tercera tampoco fue la vencida, pero el Formentera estuvo más cerca que nunca de infligir la primera derrota oficial del Mallorca B en un encuentro de gran envergadura que ofreció espectáculo, cinco goles y dos penas máximas, y en el que los pitiusos dieron la cara hasta el último aliento del encuentro (3-2).

El equipo de Luis Elcacho acabó sucumbiendo, por tercera vez en apenas 10 días, frente al líder invicto del campeonato balear. Las dos primeras fueron en la Copa Federación por un global del 6-1. Ayer, en la sexta jornada de Liga, Elcacho alineó a su once de gala y apostó por un esquema defensivo y contragolpeador; con cinco defensas, la única referencia ofensiva de Piquero y dos futbolistas eléctricos en los costados, Mourad y Wimbe, para tratar de sorprender a su rival.

Y estuvo a milímetros de alcanzar su objetivo. A los 6 minutos el Formentera encendió las alarmas en Son Bibiloni, cuando Piquero ganó la espalda de One tras un larguísimo centro de Kevin para batir por bajo al guardameta bermellón Ángel.

La iniciativa había sido desde el principio de un Mallorca B incapaz de desarbolar el tejido defensivo planteado por Elcacho. Y las contras de los pitiusos resultaban potencialmente peligrosas. A los 10 minutos, Piquero envió al espacio para Winde, que recibió un derribo al borde del área. El zurdo Adrian mandó un fusil que repelió el travesaño gracias a la providencial intervención del cancerbero. Dos derrotas después, el Formentera había tenido la opción de ponerse 0-2 en apenas 10 minutos en el feudo del mejor equipo de la categoría.

De hecho, seguía moviendo con criterio el balón el filial palmesano, buscando jugadores entre líneas y profundizando por ambas bandas. El Formentera, agazapado, cerraba líneas en torno a sus dominios. Pasaban los minutos sin que el líder lograra penetrar el sólido escudo levantado por el bloque pituso, que parecía haber aprendido la lección tras los dos partidos precedentes. La solidaridad en el trabajo defensivo de los hombres del Formentera estaba frenando el empuje del equipo local y las salidas a la contra resultaban peligrosas. Intensidad, ayudas constantes y rigor táctico. Era el escenario soñado por Luis Elcacho. Tan solo amenazó el filial la resistencia rojilla con un par de ocasiones antes del descanso, al que se llegó con un esperanzador 0-1.