La exhibición de ‘drifting’ y la competición de eslalon reunieron a numeroso público en el parking de es Gorg, donde también se realizaron las verificaciones técnicas de los vehículos.

La Pujada a sa Cala de Sant Vicent congrega desde hace 29 años a miles de aficionados para vivir durante un fin de semana de octubre la fiesta del motor más importante de las Pitiüses. La prueba de rallyes de montaña que organiza el Automóvil Club es también una de las más populares del Archipiélago. Por este motivo, pilotos de las cuatro islas abrirán gas desde hoy en la última cita puntuable para el Campeonato balear de la disciplina.

La Pujada levantó anoche el telón con sendas exhibiciones en el parking de es Gorg, como ya sucediera el año pasado en el marco de la vigésimo octava edición. El club organizador, a pesar de las restricciones económicas, volvió a premiar la fidelidad del público local con un aperitivo de lujo a la competición que arranca esta tarde en la ascensión de cuatro kilómetros en sa Cala.

Cuatro miembros de la asociación balear de drifting, entre ellos el piloto alemán afincado en Eivissa Nicholas Boelter, y diez de los participantes en la Pujada deleitaron anoche a los cientos de aficionados agolpados en el recinto insular con dos espectáculos de habilidad y derrapaje dignos de admiración.