Bernal, a la derecha, presiona a un jugador del Sóller.

Por la vía rápida. Así liquidó el Formentera el partido de ayer contra el Sóller, equipo que se vio desarbolado en todo momento por un conjunto rojillo que ya ganaba a los 20 segundos de partido y que sentenció la contienda en poco más de un cuarto de hora con un total de tres goles. Impresionante. Este resultado mantiene a los pupilos de Luis Elcacho en lo más alto de la tabla en solitario.
Todavía estaba accediendo público al Municipal de Sant Francesc cuando Domenech se encargó de romper el cerocerismo. El jugador se marchó por la izquierda y, en el interior del área, definió con un disparo al palo largo que no alcanzó Borja. No podían comenzar mejor las cosas, que se pusieron mejor poco después en una falta directa que lanzó Bernal y en la que el portero sacó la guitarra a pasear. Minuto 8, 2-0.

El Sóller tuvo una ocasión para reducir distancias, pero Chapu no acertó a enviar el balón entre los tres palos cuando Marcos estaba fuera del marco. Del susto se pasó a la sentencia. Domenech, autor del primer tanto, puso aún más tierra de por medio en una falta indirecta a los 16 minutos.
Si alguien aún confiaba en un milagro de los mallorquines, esas opciones se disiparon en el minuto 38 de juego. Ianis fue expulsado al frenar en falta a Górriz durante un contraataque de libro y dejó a su equipo en inferioridad numérica con un 3-0 en contra. Ya no quedaban dudas sobre quién se iba a quedar los tres puntos.
El segundo tiempo se presentaba como 45 minutos de transición hacia una victoria ya incuestionable y en la que la única duda era saber por cuántos goles de ventaja se produciría. De hecho, Bernal pudo ampliar la renta a los cuatro minutos de la reanudación, pero el balón se estrelló en el larguero.

Górriz, en los minutos 54 y 75, probó fortuna en busca de su gol particular, pero no tuvo suerte. Tampoco la tuvo el Sóller en su única acción ofensiva de este segundo periodo, desbaratada por Marcos con una espléndida intervención, sobre todo habida cuenta de que se encontraba frío por no haber tenido que actuar en todo el encuentro. Finalmente, el tiempo pasó con más pena que gloria en un choque que ya había quedado sentenciado en la primera parte.