Un punto... y gracias. La Peña Deportiva salvó los muebles ante el Ripollet, equipo de la zona de descenso, y puso así fin a una racha de tres derrotas consecutivas, aunque las tablas no son precisamente un resultado para festejar. Los peñistas, al menos, sufrieron un mal menor después de que los catalanes se adelantaran en el marcador en el último minuto. Menos mal que Pedro, en la siguiente acción, acertó con la meta rival para evitar que el cuadro visitante diera caza a los suyos en la tabla clasificatoria.

Dicen que cuando tu portero es el mejor del partido, muy bien no te van las cosas. Una gran verdad. Los locales pudieron irse al descanso abajo en el tanteador de no ser por las acertadas intervenciones de Juanan, que demostró, una vez más, estar entre los grandes guardametas de la categoría a pesar de que su escuadra sea la más goleada del grupo. No pudo hacer nada, en cambio, para evitar que el Ripollet se adelantara en el electrónico a los 12 minutos tras una pérdida de Pedro que dio pie a un dos contra uno bien finalizado por Ortega.

Anteriormente, Oriol había perdonado ante el portero, que despejó su disparo al palo. Afortunadamente para los de Santa Eulària, Lluc, que disputaba su primer partido ante su afición tras debutar a domicilio la jornada anterior, empató a falta de dos minutos.

Tras el descanso, la insistencia de los catalanes dio sus frutos. Manuel, que ayer generó mucho peligro, superó a Juanan con un disparo raso que pegó en la cepa del poste antes de besar las mallas. Pedro no estaba por la labor de dejar que los suyos hincaran la rodilla y empató con un certero tiro al segundo palo a la media hora de juego. La posterior expulsión de Yuyu, a la que antecedió la lesión de Toni Rosselló –sufre un esguince de tobillo–, no dejó secuelas, ya que la Peña se empleó a fondo para mantener su portería invicta durante los dos minutos de inferioridad.

Sin embargo, a poco más de un minuto para el final, el cuadro catalán apostó por jugar de cinco y una acción desafortunada, en la que Lluc marcó un autogol, hacía presagiar lo peor con 56 segundos por delante. Los peñistas recurrieron a la misma táctica y Pedro, de cabeza, evitó la cuarta derrota consecutiva –algo es algo– de una Peña de la que se sigue esperando más y que ya está a dos puntos de meterse en la boca del lobo.