Mateo Sanz ultima los preparativos antes de comenzar la jornada de ayer. Foto: JUERG KAUFMANN

Con la miel en los labios. Así se quedó Mateo Sanz en la competición masculina de RS:X en los Juegos de Río de Janeiro. El formenterense, que defendía la bandera de Suiza, firmó ayer su mejor actuación, pero su memorable papel resultó estéril de cara a la clasificación para la Medal Race, la cita final de mañana entre los diez primeros clasificados de la general. El hispanosuizo se despidió de Brasil en decimocuarta posición.

No se presentaba fácil la tarea de acceder al top ten con solamente tres mangas por disputarse, pero Mateo Sanz no arrojó la toalla y lo intentó hasta el final. No comenzó nada bien, con un y decimonoveno lugar que hacía presagiar ya lo peor. Sin embargo, el formenterense tiró de heroica para acabar realizando sus mejores resultados y dejando claro que aún tiene mucho que decir en este deporte.

El pupilo del ibicenco Asier Fernández, diploma olímpico en Barcelona’92, se rehizo y acabó cuarto en la penúltima prueba, a con un tiempo de 26’45’’, a siete segundos del francés Pierre Le Coq. El triunfo se lo apuntó, una vez más, el holandés Dorian van Rijsselbergue.

Este resultado hacía conservar alguna esperanza a Mateo Sanz de clasificarse para la Medal Race. El sueño se prolongó cuando llegó a ir segundo, aunque finalmente acabó quinto (25’33’’) y lo cierto es que necesitaba una gran carambola para meterse entre los diez primeros. Al final, acabó decimocuarto, que no es poco. El formenterense se marcha con la cabeza bien alta.